... estos
espíritus atorrantes odian la muerte y sospechan que lo que se olvida, se
muere.
Por eso no
es raro encontrar en los atardeceres de la calle Artigas a los muchachos
sombríos memorizando versos murgueros, recordando la formación de Boca en 1955
o repitiendo en voz baja la lista de asistencia del colegio secundario.
Están
rescatando cosas de la muerte. A su manera, son salvadores.
Alejandro Dolina
RECUERDOS
DEL FUTURO
Paso casi todo mi tiempo buscando inspiración para algún modelo nuevo.
En realidad
busco inspiración e información, en este asunto van de la mano, la una no sirve
sin la otra y viceversa.
Información
técnica (medidas y planos) no hay, dado que muchos autos se construían a
mano, a ojo, a martillazos.
Hay un
puñado de fotos repetidas hasta el hartazgo, la mayoría en blanco y negro,
grano grueso, fuera de foco y todas desde el mismo ángulo.
Por ejemplo, para definir el color de este modelo, hice alguna consulta puntual en un grupo especializado y sólo recibí
comentarios de la virtud del auto, y más fotos que ya tenía (seguramente recuerdan mi post con la cartilla de colores).
La triste conclusión,
y motivo de la cita de mi poeta favorito Alejandro Dolina, es que ya no hay
gente que sepa, nadie que tenga data.
Los pocos
que saben ya están viejos o muertos, apenas quedamos un puñado de paparulos con un montón
de preguntas sin respuesta.
Por otra
parte, nos arrasa una horda de nuevaoleros indolentes que no saben ni les
interesa conocer nuestro glorioso pasado.
Por una simple
cuestión de número, esta multitud mayoritaria refuerza nuestro status de pasado.
Yo me opongo
a esta triste resignación y busco revivir mis modestos fenómenos, con
recreaciones tan fieles como me lo permiten mi técnica primitiva, mi pulso inseguro
y mi vista cansada.
La cantidad
de fenómenos a desenterrar es finita pero muy grande.
Haría falta
varias vidas para desenterrar tanta pasión, y por el contrario, mi tiempo se acaba,
como mucho me quedan 15 años de modelista.
Hoy les
comparto otro rescate de un olvido tan oscuro que ni yo sabía de su existencia.
Poco cuesta
imaginar cuál será el fin de esta lucha entre olvido y memoria...
... De nada
servirá su pasión por la memoria, pues toda memoria es perecedera. y -en
definitiva- el tiempo es el mejor aliado de los Amigos del de Olvido.
Pero es
obligación de todos nosotros hacer un poco de fuerza por los muchachos de
Flores, para que su derrota sea más honrosa.
Recordemos,
recordemos todo el tiempo. No olvidemos nada. Ni el color de nuestras corbatas
perdidas, ni el olor a tiza y sudor del colegio, ni el calor del asfalto sobre
los pies descalzos, ni el gusto a jazmín de los besos en la noche, ni el aroma
de la untura blanca.
Si nos
espera el olvido, tratemos de no merecerlo.
Alejandro Dolina
EL AUTITO QUE VOLVIÓ DE LA MUERTE
Haciendo un poco de historia, les cuento que para construir este auto, la gente de Baufer tomó un Chevun y le hizo una pasada en limpio.
Lo que en las fotos luce como un modelo magnífico, en realidad era un rejunte de pedazos viejos y otros simplemente improvisados.
El mismo Andrea Vianini se quejaba de que el auto era bastante difícil de manejar.
Según dicen, Vianini aguantaba este auto mientras esperaba otro auto que jamás llegó a manejar.
Todo iba más o menos bien hasta que en un fuori pista, el auto se deslizó de costado hasta impactar con una alcantarilla de campo, que es como decir un pedestal de un monumento ecuestre, todo de concreto.
El auto quedó casi tan destruido como la espina dorsal de Vianini, que se pasó los siguientes cuarenta y seis años sentado en una silla de ruedas (falleció en 2016, a los 74 años).
Sin conocer esta historia, yo quedé enamorado de la línea del auto, un verdadero fenómeno.
Lo único que no me gustaba era el color.
Llegué a hacer una compulsa entre los viejos de un grupo de SP para asegurarme si realmente el auto tenía este color tan poco varonil.
Y una vez confirmado el color poco varonil, salí a buscarlo por las pinturerías y a conformarme con lo que pudiera encontrar.
(hace un par de días, un comedido me comentó que el color poco varonil había sido elegido por la esposa de Vianini, la anécdota no lo justifica pero al menos lo explica)
Si bien hay muchas fotos de este auto, la investigación no fue fácil.
No hay ninguna foto aérea que muestre el capot como para saber qué es lo que tenía ahí arriba.
Mirando fotos, la gráfica también es confusa y en algunos casos, contradictoria (calcos de la petrolera Esso conviviendo con logos de la petrolera YPF(!?).
Se ve que hubo muchos cambios, incluso de una carrera a otra.
Ante tantas dudas y falta de información (capot, color, gráfica), me lancé a la construcción del modelo decidido a cualquier cosa.
El resultado salió bastante apresurado, por no decir desprolijo, sobre todo en la colocación de los transparentes.
El parabrisas delantero fue difícil y quedó un poco opaco, pero los laterales fueron una calamidad tan explícita que arruinaban cualquier foto.
Quedé tan mortificado que estuve a punto de dejar el proyecto.
Tuve que sacar los transparentes laterales y replantearlo, para lo que también tuve que repintar el techo.
Lo demás es más de lo de siempre: Gaucho Ruedas, espejito interno (no tenía espejo externo), alerones delanteros y traseros.
De todos modos, sobre el final, el autito toma forma y uno olvida los problemas, perdona las desprolijidades y hasta agradece las improvisaciones.
Le metí mucho amor, en detalles que quedarán escondidos para siempre, como ser los cinturones de seguridad con hebilla o el espejito retrovisor interno.
También trabajé mucho la parte trasera, no en lo que hay, sino en lo que se pueda ver.
Por ejemplo los discos de freno internos.
Y aunque no me crean, luego de haber sacado las fotos, le agregué resortes de suspensión al eje trasero, mi primera suspensión.
No creo que Vianini se hubiera alegrado de ver esta reproducción,
aunque yo me hubiera alegrado de ver a Vianini,
dicen que corría más rápido que su auto.
That's All Folks!
Gaucho Man
el agradable