Como todos saben, no fue un buen año, sobre todo para los que tuvieron la dudosa suerte de ir a las islas, muchos de los cuales no pudieron regresar a sus casas.
Les quiero compartir una anécdota de los primeros días de ese triste abril.
Los argentinos ya habían tomado las islas y los ingleses mandaban la flota a todo vapor para reconquistar la posición. Mientras, nuestro regimiento esperaba instrucciones sin que nadie supiera exactamente qué estaba pasando.
Sin ninguna orden explícita, lo único que se podía hacer era estar preparado (o "alistado" como dicen los militares). Todos con equipo, armamento y munición distribuidos.
En mi sección teníamos un Carrier M113 que es algo así como una caja de zapatos de acero con orugas.
En esos días de indefinición, en que no había nada que hacer, nos mandaban mañana y tarde "a hacer orden interno en el Carrier", lo que significaba limpiar y ordenar.
Era inútil explicar a los superiores que después de varias manos de limpieza, el Carrier estaba más limpio que un auto en venta. Es que no les interesaba la limpieza del blindado; sólo nos querían sacar del medio para no vernos sin hacer nada.
Para nosotros era la posibilidad de "fatearnos" (escaparnos, escondernos en la jerga colimba) un rato. Entre las muchas cajas de municiones que atesoraba el Carrier, había una caja con calentador de campaña y todos los implementos necesarios para hacer mate, café y/o té, además de un juego de naipes y hasta una radio portátil. Hemos dormido gloriosas siestas en esas largas tardes de orden interno de vehículo.

La historia comienza una tarde con la orden repetida y cumplida hasta el cansancio "Limpiar el Carrier". Aclaremos que la orden debía interpretarse como "consigan elementos necesarios y limpien el Carrier".
Para la limpieza hacía falta un trapo o estopa con agua. El agua se conseguía fácilmente, pero la estopa o el trapo eran materiales estratégicos difíciles de conseguir en tiempos de guerra.
Pedir elementos de trabajo a nuestro suboficial era impensable, los soldados debíamos aportar soluciones, no problemas.
La solución era buscar en el campo o robar cualquier trapo, media o calzón viejo que pudiera servir al efecto.
El Carrier estaba pintado con pintura especial marrón-verde con acabado mate, para facilitar el camouflage. Cualquier brillo, por tenue que fuera, podía delatar la presencia del blindado a los ojos de un observador aéreo.
Acá les muestro una foto de la web, el nuestro era más marrón y verde.

Ese día nuestro compañero Manuel Villa había encontrado una lata llena de estopa "toda blanca, limpita". Muy contento por el hallazgo se puso a repasar uno de los laterales del Carrier.
Pero Oh sorpresa! el acabado mate de la pintura brillaba como si fuera un cero kilómetro recién salido de la agencia.
Analicé la estopa y me quedé petrificado: estaba impregnada en vaselina (la vaselina sólida se usa para limpiar y preservar el armamento).
Tratamos de limpiar la mancha de vaselina pero con nuestros trapos mugrosos y un poco de agua apenas conseguimos extenderla más.
Era muy evidente que la mancha del lateral brillaba demasiado, mucho más que el resto del vehículo. Y qué hacer?
Dado que no podíamos sacar el brillo, decidimos por lo menos evitar el contraste.
Primero limpiamos todo el lateral, pero el contraste entre el lateral y el resto del blindado era evidente.
El plan B fue limpiar todo el Carrier con la estopa envaselinada.
El blindado quedó hecho una pinturita, sobre todo estacionado al lado de los otros Carriers de la compañía.
en la extrema derecha, con gorra, el gaucho que fui a los 19 años
Hoy la anécdota suena graciosa o quizás demasiado inocente.
Pero piensen que estábamos malogrando armamento, propiedad del ejercito, en tiempo de guerra.
No era una falta menor, y lo menos que nos podían dar era calabozo.
Afortunadamente, justo ese día el oficial de la sección decidió que no tenia ganas de pasar revista al orden interno de los blindados.
Así termina mi historia.
Tengo algunas otras pero seguro son mas largas y aburridas, por ahora no los molesto más.
Gaucho Man
el veterano