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viernes, 26 de febrero de 2021

rastrojero conosur - inolvidables salvat 1/43

 



LA ARGENTINIDAD AL PALO

Hay quienes dicen que el Rastrojero es un producto más argentino que el mismísimo Torino.
Para los foráneos, comento que el Rastrojero fue un utilitario, cuya primera generación fue producida en los cincuenta, en una fábrica estatal llamada IAME.
Como vehículo, el producto no era nada del otro mundo, tenía lo mínimo indispensable que debe tener un utilitario, pero como máquina de trabajo fue un best seller, quizás porque dentro del país no había muchas alternativas.

A lo largo de diecisiete años de producción, la fábrica fue cambiando de nombre y orientación, juntamente con los gobiernos que se sucedían (IAME pasó a llamarse DINFIA, y luego IME -a veces pienso en los tipos que se matan poniendo nombres grandilocuentes y autodefinitorios para que luego terminen usándose acrónimos indescifrables-).



Así las cosas, IME (Industrias Mecánicas del Estado) le cedió el apellido a la segunda generación que se produjo desde 1969 hasta 1979.

Años después, en los ochenta, el Rastrojero tuvo una segunda vida en manos de un fabricante privado pero es otra historia.


LA BESTIA DE CARGA

La segunda generación que nos ocupa, compartía el carácter espartano de la primera. En palabras del Cabo Reyes:
"No hay un listado infinito de virtudes del Rastrojero, pero las que tiene le sobran: Noble, aguantador y económico".

Mi recuerdo infantil muestra una imagen tosca, brutal, carente de todo encanto que no sea las tres gracias que mencionó el Cabo.

Piensen que a mis ocho años, mi reducida estatura posicionaba mi cabeza a la altura del farol delantero. Es decir que ni siquiera llegaba a ver el capot desde arriba (debo admitir que en cincuenta años, no he crecido tanto).



En tal sentido, y desde mi punto de vista (hablando en sentido literal, no figurado), les aseguro que estos rastrojeros tenían una presencia, en el mejor de los casos, intimidante.

Por dentro, eran toscos, espartanos, sin ninguna concesión a nada que no fuera el sentido estricto de la funcionalidad utilitaria.



Hay que decir que pese a tanta austeridad, o quizás gracias a ella, estos bichos eran indestructibles y aún hoy en día se ven algunos ejemplares arrastrándose por las calles, incluso algunos que se ven muy mimados por sus dueños.


EL HUMMER CRIOLLO

Ahora piensen en el submundo taxista, un rubro exigente, que destruye autos, conductores, y a veces, también pasajeros. Alguien pensó en la probada resistencia del Rastrojero y concluyó que podría ser una buena base para un taxi.
Así surge la empresa Bernametal, sita a pocas cuadras de mi casa, que modificaba Rastrojeros camioneta para transformarlos en Rastrojeros Taxi.
Quizás pensando en una proyección de ventas internacionales, el modelo fue bautizado con el grandilocuente nombre "Conosur".



Si el Rastrojero original era robusto y espartano, el Conosur llevaba estas características al máximo imponible, sobre todo comparándose con los otros taxis de linaje automotor.
Para hacer más clara esta comparación, miren comparado con un viejo Falcon y piensen en una esquina sin semáforo.
Quién creen que tenía que frenar primero?



El motor diesel aportaba ruido, humo, vibraciones y un terrible olor a gasoil.
Es decir que por dentro eran sucios, hediondos, ruidosos, sórdidos. Pero también eran amplios y duros, se bancaban la rudeza de los baches, portazos, y topetazos contra otros vehículos. Una suerte de tanque de guerra urbano, el terror de los otros conductores.

Entre otras concesiones no concedidas, estaba la belleza.
Hay que decirlo: el Conosur era fulero por donde se lo mire. Después de todo, a quién se le ocurre pedir belleza a un tanque de guerra?

De adelante mantenía la trompa rastrojera, lo cual no era ninguna garantía de buen gusto. 




Por detrás, alguien pensó en usar la tapa de baúl del Torino, lo cual era una ventaja a la hora de desarrollar y comprar la autoparte (sobre todo para el fabricante de tapas de baúl), pero también condicionaba el estilo de la trasera. 



Y si bien era una auténtica tapa torina, hay que decir que el resultado estaba muy lejos de reflejar el glamour de Pininfarina.
He visto muchos modelos con distintos esquemas de luces y de chapa, quizás fueran reparaciones o simplemente cambios en el diseño de la empresa carrocera y/o del proveedor de luces traseras.



Finalmente, los laterales eran un intento fallido de amalgamar la trompa rastrojera con la trasera torina.




EL MODELO DE SALVAT

El modelo está razonablemente bien hecho, aunque lo hubiera preferido con decoración taxista, les aseguro que le hubiera quitado el aire inocente que tiene con este níveo color. Es de esperar que en algún momento Salvat nos sorprenda con un Conosur negro con techo amarillo.
Destacan la delantera, con cromados finos y precisos. Las ruedas son una belleza aunque creo que se excedieron en un talle.
Sólo criticaría los espejos, que me resultan demasiado modernos. Además, en el tiempo que se fabricaba este engendro, el espejo se usaba de un sólo lado.
La luneta trasera debería ser más baja y permitir la visión del borde superior blanco cuando uno mira desde atrás.
De todos modos, el modelo transmite la sórdida fealdad del original, lo que no es poco.






That's All Folks!




Gaucho Man
el tachero



NO SE MALTRATARON FALCONS DE SALVAT PARA HACER ESTA PRODUCCION




domingo, 21 de febrero de 2021

soldado desconocido: el señor ponti y aeroartis





NOTA AL QUE LEE:
Este post va sin fotos, porque  no hay fotos de archivo.
Puse fotos de algún avión, quizás alguno de estos fuera el que se menciona.
Aprovechen para usar un poco la imaginación, que no duele!


HABIA UNA VEZ, HACE CASI CINCUENTA AÑOS...

Allá por 1973 yo tenía apenas una década cumplida y ya estaba saboreando mis primeros avioncitos a escala, algunos eran modestos kits de plástico apenas armados sin ciencia, y otros eran modelos de factura propia, aún más modestos.
A dos cuadras de donde estudiaba inglés, descubrí un local que se llamaba AeroArtis.
Hoy en día, con tanta venta postal, rubros de comercio diferenciados y malaria económica, es imposible imaginar algo similar, por eso me voy a tomar el trabajo de soporizarlos con otra de mis insufribles descripciones.

Piensen en un local que da a la calle, con una vidriera amplia y una puerta vidriada al costado.
La vidriera con una pista de slot (en ese tiempo se decía Scalextric) y un circuito de trenes Lionel con alguna estación muy detallada. Todo eso circundado de cajas de kits plásticos de todos los tamaños y motivos. También recuerdo un ME109 y un Stuka escala 1/48 colgando del techo, a un costado. Del otro costado había un colgante giratorio con cuatro avioncitos de época colgando, entre otros había un Farman 1912, un Bleriot 1909, un Fokker EIII Eindecker y un Fokker Dr1 (triplano), todos en escala 1/72. El aparato giraba y los avioncitos flotaban en círculos eternos sobre el tendido del tren eléctrico.

Entrando por la puerta lateral, uno descubría un local cubierto con estanterías y vitrinas de madera lustrada.
Recuerdo un submarino clase U en corte, de modo que se veía todo el interior, motores, cuchetas, sala de mando, torpedos, todo en un continente de unos 50 cm de largo.
Y más adentro, había cajas, más trenes, diecast, slot, kits plásticos y de aeromodelismo, motores de aeromodelismo, accesorios para armar, desde madera balsa, pegamentos, pinturas y un largo etcétera. Del techo también colgaban aviones armados, algunos kits plásticos y otros de madera, grandotes, listos para volar.



Repito: era 1973, estas cosas no se veían fácilmente, menos todas juntas y mucho menos aún, en un lugar como Quilmes. Era como tener Disneylandia a veinte cuadras de mi casa!

Yo tenía diez años y mi erario personal apenas ascendía a algunas monedas, un presupuesto totalmente insuficiente para comprar ninguna de esas maravillas. De todos modos, me pasaba horas dentro del local mirando y tomando nota para luego recrear esas maravillas con mi humilde Rasti (algo así como un Lego nacional que supimos tener) o con las maderitas.
Esta intromisión no era gratis, y el costo era el enojo del dueño, que no soportaba tener un chiquillo mugroso medrando dentro de su local, a veces preguntando y otras veces sin decir palabra, pero sin perder detalle de ninguna de las estanterías repletas de maravillas.
Más de una vez me sacó corriendo, pero yo volvía al otro día con un talonario de emociones en blanco, listo para seguir mirando a cualquier costo.
Un día el local bajó su persiana por un tiempo y cuando abrió, era otro negocio, de otro rubro. Años después pasaron la topadora y pusieron un banco.


LA HISTORIA DESPUÉS DE LA HISTORIA

El FaceBook da para todo. En estos días entré en un grupo de Recuerdos Quilmeños y descubrí que son muchos los que se acuerdan de AeroArtis, vean estos comentarios:

...yo compraba los motores para mis autos eléctricos.

Ahí comprábamos motores, chasis y gomas para los autitos que competíamos en las pistas de Club Alsina, y algunas más de la zona!

Tenia en exhibición un submarino transparente, y varias maquetas de motores en estrella, y por supuesto aviones en escala. Era el único comercio de ese tipo en Quilmes.

Las latitas pequeñas de pintura para pintar los avioncitos.

Pinturas ENAMEL importadas. Los avioncitos eran AIRFIX.

Yo me acuerdo de los barquitos y los tanques.

Todo importado de Inglaterra.

...si lo recuerdo, compraba material para mis modelos U control.

Fue en AeroArtis donde compré la madera balsa para trabajos manuales en la escuela, esto fue más o menos en 1956.

... ahí me compre mi primer planeador Origone y además los aviones para armar en escala. Tenía trenes Lima, Scalectrix, un sueño yo lo miraba de afuera, ya que no estaba en mi presupuesto pero compraba madera balsa.

Por los años 50´s tenía un tren que ocupaba toda la vidriera, con muñecos en miniatura que representaban los pasajeros, guardas, changarines en las estaciones, barreras, señales, etc. A la salida del colegio nos pasábamos largo rato mirando sus vidrieras, y a veces le pedíamos que lo ponga en movimiento.

Mi vieja nos compraba ahí los regalos. Recuerdo una lancha, una grúa y un cañón.

Aviones colgando, un Scalextric en vidriera, soldaditos y muñecos de todo tipo. Importado todo!

Yo le compraba motores para cohetería...



Así como muchos ponderaban las maravillas en venta y exposición, hay muchos otros comentarios ponderando el mal carácter del dueño
:

Nunca lo vi sonreír, siempre estaba con cara seria.

Ahora sé que la mala onda no era solo conmigo jajaja.

... te ladraba el tipo, le comprabas algo y encima le tenías que agradecer vos, qué mal llevado que era por Dios...

... sí ja jajaj muy mal carácter, pero tenía de todo, nunca más he vuelto a ver tanta variedad en un solo lugar!

Si, bastante mal arriado, pero tenía cosas buenísimas a la venta!

... horas y horas mirando esa vidriera y el señor que atendía ya grande y con muy pocas pulgas (nota del autor: éste era mirón como yo)

Yo compraba ahí, pero el viejo que atendía tenía más mal carácter que mi suegra ...

Con todo esto, se pueden dar cuenta que el negocio era un pequeño emporio, un universo a escala que atraía a todas las miradas, pese al mal carácter del dueño.
Seguramente también notaron a los años cincuenta como referencia temporal. Es que la historia empieza mucho antes de 1973.


LA HISTORIA ANTES DE LA HISTORIA

Del mismo grupo de FB saqué información como para reconstruir la historia del dueño del local.

Se llamaba Jacinto Ponti Borguese, era -o había sido- militar de la Fuerza Aérea de Italia.

La Fuerza Aérea de Perú había comprado tres aviones a Italia (aparentemente Fiat), y Ponti fue enviado a Perú como técnico asignado.

Cuando estalla la II GM, Italia pasa a ser enemiga, junto con Japón y Alemania, por lo que Ponti fue arrestado en una situación difícil de definir, y al final fue deportado, llegando a Buenos Aires, y terminando inexplicablemente en Quilmes.

En Quilmes abrió el negocio de bricolaje y hobbies llamado AeroArtis en la calle Moreno entre Rivadavia y Alsina (circa 1953), alquilando el local a Michelin, que era librero. Estuvo varios años, y luego mudó el negocio a la vuelta, a la calle Alsina entre Moreno y Lavalle.

También se ofreció a dar clases de trabajo manual de aeromodelismo en escuelas secundarias. Cuenta un alumno de la Escuela Normal de Quilmes que daba las clases vestido con su uniforme militar.
Ponti era muy culto, sabía mucho y lo transmitía con facilidad, sin esconder conocimientos, aunque predominaba su personalidad y su carácter puramente militares.

Organizaba torneos de aeromodelismo en lo que hoy es la villa Itatí, en ese tiempo era campo raso; algunos alumnos suyos fundaron el Club Río de la Plata de aeromodelismo.

En Quilmes se casó con una chica hija de italianos y tuvo dos hijas.



Otros comentarios sobre Ponti:

...y el dueño un tipazo...

Fue un juguetero en el tiempo de los juguetes a cuerda, del Mecano, siempre su pasión era el aeromodelismo. Vendía modelos para armar varios de su diseño, madera balsa, dope, papel y accesorios, en sus últimos tiempos se había inclinado también a las pistas de autos Scalextric y sus accesorios.

Sabía mucho del tema, no vendía un juguete que no hubiera revisado, sólo manifestaba su carácter hostil cuando era molestado por chiquilines.

Para movilizarse en los tiempos del negocio, y mover mercaderías, tenía un triciclo Siambretta Tricargo. Con este vehículo tuvo un accidente muy grande y luego le hizo toda una estructura de caños curvados y madera barnizada, con techo de lona, que era un lujo.

Cuando empecé con el automodelismo le pregunté a Ponti si me servía un motor de lanchita... casi me mata!!! Con los años hicimos buena amistad. Genio en lo suyo.

Un personaje muy particular, muy parecido a Gepetto, el de Pinocho, con gran amor hacia los juguetes.

El viejo Ponti, loco de atar y mal genio. Tano de aquellos y juraría estar viendo hoy un cuadro de el vestido de soldado.

Siii... Era un gran tipo, muy sufrido y con una historia durísima. Para mi y mi esposo era es y será el nono Ponti como nos firmaba las postales para mi hija mayor, a quien no conoció porque se volvió a Italia antes de mi casamiento en 1975.

Decía que había sido mecánico de la Fuerza Aérea Italiana cosa que acreditaba con una foto que aparecía en el local, junto a un bimotor Caproni.

Jacinto Ponti Burguesse, un italiano que amaba a la Argentina como pocos. Siempre me decía una frase que me quedo grabada. "Amigo, la Argentina es un país de Gigantes, poblada por Pigmeos"

Fui MUY AMIGO de Jacinto Ponti Borguesse, en el año 1975 asistió a mi casamiento. Él era Piloto de prueba y Mecánico de Caproni y Fiat (estos últimos fueron los que trajo a Perú). Ya antes, había sido mandado a España por la Fiat como mecánico y estuvo en la guerra civil española. Tenia un anillo de acero que era su orgullo, confeccionado con el metal extraído del cigüeñal del primer avión Polikarpov Rata de origen Ruso derribado por la escuadrilla que estaba a su cargo.

El local de la calle Alsina era propiedad de mi familia, por cuanto me tocó conocerlo personalmente, y en nuestras conversaciones era una persona afable, un día por razones personales, junto con su hija decide irse a Italia, no sin antes querer venderme el fondo de comercio, con la ilusión que yo siguiera con la juguetería. En ese momento no se la pude comprar, y se la vendió muy a su pesar, a terceros, que al poco tiempo se mudaron, pero no les dio resultado. Pasado un tiempo, las cosas se dieron en forma que lo pude volver a abrir, cosa que pude escribirle y comunicarle, con gran alegría de su parte. Con los años y a fin de conservar su historia y trabajo, decidí cambiar su nombre por el de Hobbies, aunque los clientes la llamaban AeroArtis.

Se volvió a Italia, como me dijo cuando lo despedí "A morir en mi lugar de origen".

Años después, un viejo amigo de Ponti, quiso poner un negocio de hobbies en Bernal (para los foráneos, les digo que es una ciudad contigua a Quilmes). Aparentemente mantenía correspondencia con Ponti y le pidió autorización para ponerle AeroArtis a su nuevo emprendimiento.
Así surge AeroArtis II, en la esquina Avellaneda y Lavalle, un negocio que visité hace mil años pero no sabría decir si funciona actualmente.




LA HISTORIA CINCUENTA AÑOS DESPUÉS

Haciendo números aproximados para entender la historia, podemos pensar que Ponti estuvo en Perú a los 35 años en 1939, y de ahí a Quilmes, donde ya tenía el negocio en 1954 (50 años de edad) y se fue en 1975 (71 años de edad).

Yo fui uno de esos chiquilines que invadía el local y lo hacía calentar, quizás alguna vez me sacó corriendo del local, pero yo volvía siempre.
Me gustaría decirle que crecí, y que todavía admiro lo que hacía.
Y que quizás, luego de leer estas líneas, también lo admire a él como persona.



Casi cincuenta años después, cada vez que voy al centro de Quilmes, todavía vuelvo por la calle Alsina, buscando alguna señal, algún olor o traza de ese tiempo. Me conformo con poco, me bastaría un pedacito de papel de envolver, una ruedita de avión o un pedacito de madera balsa.
Pero no encuentro nada.



That's All Folks!



Gaucho Man
el quilmeño









sábado, 13 de febrero de 2021

berta lr v8 nurburgring - ambrosio 1/43





EL GRAN BERTA

Para los foráneos les cuento que Oreste Berta es un argentino que ha vivido desde lugares privilegiados, la mejor parte de nuestro automovilismo, y siempre en un rol de protagonista o partícipe necesario para el buen final.
El hombre ha sido tan especial, tan polifacético, tan inteligente, tan hábil en todos sus aspectos que siempre se aseguró estar en el lugar indicado en el momento adecuado.
Quizás por ese motivo, la sabiduría popular lo bautizó "el mago".



Su trayectoria ha sido tan prolífica que se hace difícil establecer una línea de tiempo con todos sus proyectos y sucesos.
En efecto  Berta y su inagotable genio estuvieron tras varios proyectos, muchos de los cuales ya fueron conocidos de este blog.



Como para poder hablar con algo más de autoridad y conocimiento, compré un libro autobiográfico de Berta de casi cuatrocientas páginas, de las que leí más de la mitad en menos de cuatro días.
Prometo más información en cuanto termine de leer el libro!




DER GROSSEN BERTA

Para que se entienda mejor el fenómeno, les cuento que Berta había estado de viaje por Europa, mirando y conociendo autos de carrera, de modo que cuando le propusieron fabricar un Sport Prototipo, el hombre ya tenía una clara idea de cómo debía construirlo.
Viendo que los autos europeos eran muy potentes pero también eran muy pesados, Berta diseñó su auto como si fuera un Fórmula 1 carrozado, pesando entre 50 y 200 kilos menos que los otros modelos.



El bautismo de fuego fue en los 1000 Kilómetros de Buenos Aires, un evento icónico en ese momento, sobre todo por la calidad de material extranjero que se presentó a la carrera (Alfa Romeo, Matra, Lola, Ford GT, Porsche). La sorpresa se la llevaron los técnicos y corredores invitados, que jamás pensaron que un auto sudamericano pudiera estar tan bien planteado y bien clasificado (quizás por eso, todas las marcas y constructores adelgazaron sus autos para la temporada siguiente).
El auto que corrió en Buenos Aires era muy parecido a éste, y quizás lo vean en este espacio algún día.



Luego de este antecedente, Berta fue invitado a correr los 1000 Kilómetros de Nurburgring.
Según Berta, el viaje fue una rica experiencia desde el punto de vista técnico y personal, aunque hubo numerosos problemas de organización, técnicos, 
algunos propios y otros de los alemanes, hasta un piloto que se mató en los entrenamientos, y todo fue solucionado sobre la marcha (menos la vida del piloto malogrado).



En la carrera, el auto anduvo muy bien hasta que una manguera dijo basta y debieron abandonar, justo antes de hacer el primer cambio de pilotos.


THE BIG BERTA

Los invito a sufrir el modelo de Gustavo Ambrosio.
El detalle distintivo son las luces delanteras, de gran complejidad para el modelista.
Es complejo tallar los agujeros para las luces y es difícil recortar las tulipas transparentes, pero sin dudas, lo peor y más arriesgado es pegar sin que queden pegotes que arruinen todo el trabajo.



El modelo también tiene unos deflectores de metal fotograbado, parecen recortados de una Gillette. 



Los que gustan de las emociones fuertes, pueden dedicarse a admirar el espejito retrovisor con dos patitas.
En lo personal, prefiero sufrir con la certeza de que jamás en mi vida voy a poder hacer un interior semejante.



Cinturones de seguridad con hebillas, matafuegos, volante, relojitos.
Retrocediendo un poco más, al lado de la barra anti vuelco, hay un pituto rojo, que imagino es el corte de corriente para emergencia.
Luego están las dos bocas de carga de combustible.
Y el motor.



Y el motor.



En la vista trasera, además de las luces de stop y los fierritos en diagonal, se ve otro par de deflectores de metal fotograbado y el tanque de recuperación de aceite.



En sus años jóvenes, antes de ser Ambrosio, Ambrosio armó su propia colección de Bertas (entre distintas configuraciones, distintos motores, distintas carrocerías y decoraciones, hubo muchos, créanme), en full scratch, una escala atípica, creo que es 1/32, les aseguro que emociona ver la legión de Bertas uno al lado del otro.
Algún día, quizás tenga algo así en mi vitrina.




LE GRAND BERTA

Palabras aparte para el libro Motores Autos y Sueños de Oreste Berta.
El hombre tiene la vida que cualquier mortal hubiera deseado tener.
Una buena base, un talento natural para aprovechar oportunidades y ponerlas en práctica, ignorando cualquier paradigma que pudiera hacerlo dudar.
La lectura es amena, el idioma muy accesible, lo recomiendo a cualquiera que quiera aprender y entender esa pasión
 por los fierros que nos hace tan argentinos.




That's All Folks!



Gaucho Man
el bibliófilo





viernes, 5 de febrero de 2021

autobiográfico: gaucho proyectos





INTRODUCCIÓN A LA INTRODUCCIÓN

Empecé este soporífero escrito como una introducción al Huayra hecho en 3D.
El tema Huayra me recordó un humilde proyecto de mi primer tiempo con el diecast, totalmente inédito, sobre todo por lo infructuoso.
Y hablando de proyectos, fue inevitable relacionarlo con el obtuso Trueno Naranja Gaucho que vino después.
No es un tema particular, sino un conjunto de temas, todos igualmente insípidos pero más o menos relacionados entre sí.
Son todos temas que ya fueron tratados, pero como el público se renueva, repongo como para esconder esta mala racha de creatividad posteante.
Suframos un poco.


LOS HUAYRA GAUCHOS

Corría 1999 y el país estaba sumido en una crisis económica sin precedentes. Yo era un gaucho joven sin trabajo que caminaba por la ciudad buscando mi destino.


Por ese entonces, un coleccionista local había clonado un viejo Torino TC de Buby y estaba vendiendo copias macizas de Torino Nurburgring.
El modelo constaba de una pieza maciza, cuatro ruedas y algunos calcos.
Quizás su mayor virtud, fuera su peso neto, adecuado para esos coleccionistas que rechazan los modelos demasiado livianos.



No eran ninguna maravilla pero eran modelos asequibles, con un precio muy por debajo de lo que costaba un diecast auténtico.
Además era un Torino, en un momento en que los Inolvidables de Salvat no existían ni siquiera en proyecto, un Torino que era imposible de conseguir si no era pagando el alto precio de un Buby.


Para esos días había caído en mis manos una revista Autos de Época con una jugosa nota del primer Halcón restaurado.
Yo no sabía nada de este auto y me partió el cerebro en seis pedazos.

Mi idea instantánea fue hacer Halcones macizos y clonarlos para la venta.
Elemental Watson! Si ya había tipos comprando Torinos, por qué no comprarían Halcones?
Piensen que eran tiempos en que el coleccionismo distaba de ser el fenómeno masivo que es hoy, y la economía difícil hacía el resto.
Para peor, yo tampoco tenía demasiada idea del mercado del diecast, y mi optimismo eclipsaba cualquier rayo de duda.
En pocas palabras, el proyecto era una locura, pero yo era un inconsciente.
Qué podía salir mal?

Me puse a trabajar y en muy poco tiempo hice un master macizo de madera.
Pensando en grande, en muchos clones y para facilitar la pintura, le demarqué ventanas y parabrisas con alambre muy finito. Usé el mismo alambre para las puertas y otras franquicias. El resultado fueron las marcas en positivo como los primeros Matchbox, no estaba tan mal encaminado después de todo!



Ya en la fase de experimentación, hice algún molde y un par de clones de material muy humilde, de los cuales apenas conservo alguna foto.




Para esos días, entré a trabajar con Jodos.

Quizás la palabra "trabajar" sea demasiado pretenciosa, más correcto sería decir que Jodos me había ofrecido el taller de su casa para hacer mis trabajos, aunque yo aún estaba muy inmaduro para entender el negocio y la filosofía del diecast.
Para peor, mi proyecto tampoco coincidía con la filosofía de Jodos.
Él trabajaba en pequeñas series con mucho trabajo una sobre otra. O directamente a pedido, haciendo piezas de a una.
Por el contrario, mi proyecto apuntaba a hacer muchos clones, con el menor trabajo posible.

De todos modos, a Jodos le gustó la idea del Halcón pero me hizo cambiarlo a "su filosofía", es decir que debía ser hueco, con interior y todos los detalles.

Muy solícito, me dio instrucciones para ahuecar mi Halcón de madera balsa.
Lamentablemente, mi pobre master era tan delicado que no hubiera resistido el desbastado interno, ni mucho menos el manoseo posterior para hacer el molde.



Así las cosas, deseché mi Halcón macizo y encaré mi Halcón hueco con el método de Jodos, que aseguraba una carrocería hueca, lista para clonar.
La carrocería hueca master quedó lista en pocos días.

En su momento, esta obtusa historia de modelos caseros, me valió un premio en un foro afín, hace diez años ya.
Pueden ver el nombramiento en la imagen que encabeza este post, magníficamente compuesta por el Cabo Reyes.


Pese a tanto entusiasmo y tan distinguido nombramiento, mi carrera de modelista quedó trunca, cuando conseguí trabajo en una empresa que me dio trabajo formal y con buen sueldo.
Fue un paréntesis de diecisiete años, durante los cuales me casé, hice mi casa, formé familia.

Diecisiete años multinacionales hasta que renuncié hace casi tres años ya.
Con tanto trabajo y sin necesidades materiales durante tanto tiempo, a nadie le molestó que me apartara del modelismo activo, ni siquiera a mi.
Mis dos Halcones quedaron en el olvido, hasta que algún día decidí revalorizarlos como modelos.
El Halcón macizo recibió una mano de pintura y ruedas, pasando a ocupar un lugar en la vitrina.



El Halcón hueco también recibió un baño de color, una base y otros detalles como para poder posar mínimamente honroso frente a otros modelos.
Acá abajo la base con el interior, lista para armar, noten las Gaucho Ruedas pegadas.



Al día de hoy me sorprende cómo las Gaucho Ruedas fueron tan bien en dos modelos hechos quince años antes.



Obviamente, con los dos masters (hueco y macizo), transformados en modelos, se cerraron definitivamente todas las posibilidades de industrializar los modelos.
Fue un pequeño paso para mi pero un gran salto para el diecast.
En lo personal, no me preocupó demasiado.
De esa discreta aventura con Jodos me quedó un total desinterés por el diecast como fuente de trabajo.


LOS OTROS HUAYRAS

Lo cierto es que alguien tomó mi idea y se dedicó a los autitos macizos, clonando modelos propios y ajenos, aunque nunca incluyó ningún Pronello en su catálogo.
La marca fue LG Hobbies, que ya conocieron en este blog.

También conocí a Ambrosio y sus fantásticos Huayras.
Para levantar un poco el nivel del post, les presento fotos.
En versión coupé,



versión spider,



versión stradale inicial



y versión stradale final



Por mi parte hice algún Huayra barchetta.




LOS OTROS MACIZOS

Volviendo a los modelos de resina, me permito una reflexión final.
Se imaginan, si no hubiera conseguido trabajo,
suponiendo que hubiera echado mano a mi master de Halcón macizo,
aventurando un modesto resultado de ventas,
cómo hubiera inundado el mercado con Halcones macizos?

Siguiendo el camino de LG Hobbies, quizás me hubiera orientado más a los modelos de competición que a los citadinos, quizás hubiera sido competencia directa!

En tal sentido, recordarán que hace unos ocho años repetí el camino de hacer un master y luego un molde para hacer varias copias del Trueno Naranja.
Empecé con perfil muy bajo, un master de cartón (ver abajo).



El master no era ninguna maravilla y consecuentemente, el molde salió medio fulero, lo que dio lugar a clones discutibles, seguramente no aptos para la venta.



Pero qué me importaba! Tenía la asignatura pendiente de jugar al fabricante y me di el gusto de crear mis modelos, alinearlos todos como si fueran Ferraris o Porsches esperando la fiscalización de la FIA para homologar sus prototipos.
Después de la foto, fue todo a una caja que permanece cerrada como una cápsula de tiempo, para que las generaciones venideras sepan cómo no hacer diecast.




LA TERCERA DIMENSION

Volviendo a los Pronello, no hace tanto descubrí la magia del 3D.
Primero fue un Halcón con cola larga.



Y luego fue un Huayra que ya conocieron con alerón.
Acá el mismo modelo antes de perpetrarle el alerón.



Y acá el mismo Huayra con el alerón.



Y aquí empieza lo que quería contarles...



That's All Folks!



Gaucho Man
el devenido