MONUMENTO AL MODELISTA DESCONOCIDO
Hace un tiempo nos deleitamos analizando y discutiendo un Fiat 600 artesanal de filiación desconocida.
El modelo se veía deliciosamente imperfecto, original y sincero.
También se adivinaba mucho trabajo y esmero, en un resultado que podía espantar a los puristas pero que enternecía a los que sabemos de dificultades a la hora de crear un modelo desde cero.
Hoy les comparto otro desconocido, que también tiene muchos puntos a favor. Los invito a sufrirlo.
LEIMOTIV
Para los que no saben o no recuerdan, allá por 1948 se celebró una carrera llamada Buenos Aires Caracas caracterizada por un recorrido que justamente iba desde Buenos Aires hasta Caracas, pasando por seis países en catorce etapas.
Como en toda gesta humana, hubo momentos para el recuerdo como ser el terrible accidente de Fangio y su copiloto Daniel Urrutia, la ayuda de Oscar Galvez para sacar al Chueco del auto desbarrancado, o el corredor Eusebio Mansilla que dejó la carrera para llevar a Fangio y Urrutia al hospital.
Es que carreras eran las de antes.
ANATOMIA COMPARADA
Los autos que corrían eran muy similares, dado que los modelos base eran mas o menos los mismos, aunque mirando de cerca, cada uno era distinto de cada otro.
Hablando de este Chevrolet que nos ocupa, y mirando las fotos del auto original se adivina la cruda preparación que tenían estos autos.

Los guardabarros eran extirpados o reducidos a una mínima expresión.
La tapa del baúl reemplazada con un armazón de hierro forrado con lona.
La modificación más notoria era la trompa aerodinamizada intuitivamente, sobredimensionando radiador y en algunas ocasiones, hasta derrochando creatividad barroca.
El reglamento era generoso en la preparación del motor y los mecánicos argentos aprovechaban las libertades de la letra.
También se reforzaban transmisiones y suspensiones.
El resultado era una maquina temeraria, capaz de promediar mas de 150 kilómetros por hora en caminos de tierra.
Ya dije que carreras eran las de antes.
EL CUERPO DEL DELITO
Tratándose de un modelo artesanal, hay que decir que sorprende con una impensada definición de formas y detalles.
Desde los bajos inesperados en un modelo de resina hasta la filigrana de la trompa con luces empotradas.
La cola es increíble, con la textura de la lona y el detalle de la patente.
En el perfil, el protagonismo se lo lleva el caño de escape.
Otro punto que sorprende gratamente es la solidez del conjunto.
Se siente rígido como si fuera de metal pero más liviano.
Curiosa sensación.
Ya dije que desconozco el origen de la pieza, pero tengo mis sospechas.
Si alguno de lo modelistas que frecuentan este espacio reconoce al occiso, lo invito a manifestarse, me encantaría felicitarlo en primera persona.
Gaucho Man
el preponderante