
Resumen de lo publicado:
Esta saga empezó de casualidad y si la termino va a ser también de casualidad.
Si quieren ver la primera entrega vayan a este post .
La entrega anterior està acà.
La entrega siguiente està acà.
HAY UN COMPACTO EN TUS OJOS
Ya en 1957, el ACA había organizando un Gran Premio en el que habían juntado TC y Standard.
Los Standard, como se puede imaginar, eran autos casi de serie, de los que se fabricaban en Argentina, con cilindradas que iban desde 600 o 700 cc hasta dos o tres litros.
Pese a estas divisiones, la verdad es que corrían todos juntos, y de a poco se fue instalando la idea primero, la certeza después, de que los Standard estaban en condiciones de competir contra las cupecitas sin pasar vergüenza.

Hubo muchos tradicionalistas que se levantaron en contra de los Standard, aduciendo que aunque anduvieran bien en velocidad, nunca estarían en condiciones de afrontar los caminos sin preparar.
Hay que entender que los Standard eran modelos modernos, producto de tecnologías y líneas de producción de última hornada, un concepto totalmente opuesto a las cupecitas que ya venían corriendo desde hacía dos décadas, gracias al esfuerzo e ingenio de los mecánicos criollos.
La productividad industrial contra la artesanía criolla, el progreso desapasionado contra el mito de los gladiadores pampeanos.
En los primeros años de la década del sesenta, la industria automotriz nacional progresaba y lanzaba sus primeros compactos al mercado.
Recordemos que la designación de “compacto” responde a un concepto yanqui, dado que estos compactos eran sensiblemente más pequeños que los autos de ese momento. Ford Falcon, Chevrolet 400, Valiant, entre otros, serían luego los protagonistas de la categoría.

Volviendo a las cupecitas, analicemos el auto de Peduzzi 1962: chasis de 1939, motor con block 1957 de seis cilindros en línea, seis carburadores Solex. Suspensión delantera con ballestas longitudinales de 10 hojas y dos amortiguadores por rueda. Atrás las ballestas eran de 12 hojas con otros dos amortiguadores por rueda. Frenos hidráulicos con campanas Buick y diferencial Chevrolet. Totalizaba un peso de 1350 kg.
Las velocidades siguen subiendo, en 1963 se rompe la mítica barrera de los doscientos con 207 km/h en ruta. También aumentan los accidentes mortales, promediando una muerte cada tres carreras.
EL CHEVITU LLAMA DOS VECES

Pese a todos los prejuicios, en 1964 hubo quienes tomaron nota del fenómeno y alistaron un compacto dentro de la categoría., es decir: no como un compacto standard sino como un compacto para TC
Así nace la leyenda del Chevitù, el primer compacto que enfrentó a las cupecitas.
El Chevitù era en verdad un Chevrolet Nova de dos puertas importado de USA. Las modificaciones según el reglamento incluían tanque de nafta de cien litros y caja Corvette.
Esta inclusión trajo mucha resistencia del público que hasta les tiraba piedras.
No obstante, el Chevitù anduvo bien y abrió un nuevo concepto que luego fue seguido por otras marcas o equipos.

Hay que decir que si bien muchas carreras aún se hacían sobre piso de tierra, los caminos no tenían el rigor que habían soportado por los primeros TC treinta años antes.
El año 1966 ya mostraba signos de renovación en la categoría.
No sólo la presencia del Chevitù y otros compactos como el Falcon, Valiant, y hasta algún Mustang, sino que a la luz de un nuevo reglamento más permisivo, las cupecitas se iban perfilando con trompas cada vez más bajas y colas más largas, recuerden el Tractor de Casà que conocieron en este blog (recordemos la libertad para las carrocerías).
De todos modos, las cupecitas y las empanadas no durarían mucho más.
Párrafo aparte para el Cuadrado de Peduzzi que también conocieron en este blog.
To be continued...
Gaucho Man
el insoportable
Fuentes:
Enciclopedia TC Una Historia Apasionante
Revista Ruedas Clásicas – Edición Especial SP Argentinos - Hugo Semperena
Historia Automovilismo Argentino - La Nación
Revistas Automundo
Ugo Garibotti