
Advertencia: Lo que van a leer, los que lean, es un intercambio de comentarios perpetrados en el blog de mi amigo el Vasco, me gustó por forma y contenido, lo extracté y le agregué un entorno.
Espero que lo disfruten tanto como yo.
UNA DE ORTEGA Y GASSET
El último sol de la tarde se filtraba por entre las transparencias de la vieja cortina, los rayos se corporizaban reflejados en el ambiente de humo y polvillo.

Ortega miró distraídamente la biblioteca cubierta de polvo.
- Usted ha leído a Wilde?
Gasset lo miraba con atención y respondió con entusiasmo.
- Por supuesto, es mi favorito! Recuerdo el Retrato de Dorian Gray. De ese libro, me quedó grabada esa idea de que con los años uno se vuelve todo nariz o todo frente; un genio! Quizás yo sea la excepción: muy poco conocimiento, algunos años y preocupaciones (no lo puedo negar), y muy poca maldad, y sin embargo estoy hecho pelota!

Ortega avanzó un par de pasos a una pequeña vitrina con autitos. Tomó un viejo Corgi y comentó mientras lo examinaba.
- Con respecto a su intelecto, creo que simplemente sufre del efecto inverso del Dunning Kruger. Ud tiene sus habilidades y conocimiento en un nivel muy alto. ¿Acaso no ha visto en líneas generales, lo pobre que es el coleccionista? Con sus envidias a flor de piel, sus pocas ganas de adquirir conocimiento y con solo un objetivo: sumar autitos!
Gasset se levantó perezosamente y se dirigió a la mesita bar, se sirvió un vaso de whisky y exclamó guiñando un ojo a su interlocutor.
- Es verdad que he conocido casos de coleccionistas con coeficiente intelectual negativo, pero no se lo diga a nadie!

Ortega no largó el Corgi pero se dignó a levantar la vista y devolver la mirada a Gasset.
- Alguna vez Usted dijo que esperaba que el tamiz del tiempo, muestre a los nuevos coleccionistas. ¿Los ha encontrado? Digame que por lo menos hemos sumado a uno... Y Dios quiera que sea mucho más avanzado que nuestra generación.
Gasset sacudía suavemente su vaso y respondió con aire distraído:
- Qué pregunta! He visto muchos coleccionistas nuevos, y algunos que hasta parecen serios. Lamentablemente el FB no es la herramienta adecuada para descubrir un coleccionista, ni mucho menos al fenómeno que subyace bajo los autitos.
- No me sorprende, FB es solo una herramienta para atraer gente al blog o a Instagram. Permiso!
Se acercó a la mesa, cubierta con libros, autitos, cajas de autitos, herramientas, revistas, tachos de pintura, pinceles secos y platos sucios de comida. Hizo un poco de lugar y probó la rodabilidad del Corgi. Gasset insistía con su negativa.
- Tampoco hay parámetros de comparación. No voy a compararlos conmigo mismo porque es trampa. Yo llevo tres décadas en esto y cualquier comparación es injusta. Le gusta el autito?
Ortega ignoró la pregunta, y siguió hablando mientras probaba la suspensión del autito contra la mesa.
- No es cuestión de comparación con uno mismo. Hace unos años, uno se entusiasmaba cuando conocía un colega del hobbie. Hoy sucede que cuando uno conecta con un entusiasta del diecast, solo se imagina que es otro comprador serial de kiosco -Gasset dio un breve sorbo de su vaso de whisky-. Me llama más la atención, una persona que tiene diez Bburagos a uno que tiene la colección completa de Inolvidables.
Gasset abrió una heladera minúscula, tomó un par de cubitos de hielo y los puso suavemente en el vaso, dejando la cubetera sobre la mesa, arriba de un tarro de pintura seca.
- De todos modos, puedo asegurar que existen tipos serios (disculpe si abuso de la palabra) que llevan sus colecciones en forma cabal, ordenada y sigilosa -dijo Gasset mientras revolvía el hielo del whisky con un dedo.
Ortega se incorporó y respondió haciendo ademanes, blandiendo el Corgi como si fuera una espada:
- Hay mucha gente que prefiere el anonimato. Con un coleccionista así, se podría compartir un café.
Gasset se chupó el dedo que había usado para revolver su whisky, tomó un trago, se quedó saboreándolo, y no habló hasta asegurarse que Ortega lo estaba escuchando.

- El tema del sigilo es un problema, piénselo así: Usted camina por el jardín de su casa, patea una piedra y abajo encuentra una babosa. Quizás esa babosa calcula mentalmente ecuaciones cuadráticas de ocho incógnitas. Pero no lo dice, entonces para el de afuera, sigue siendo una babosa. Con el coleccionismo pasa igual -Ortega agarró un Bburago que encontró en la mesa, abajo de una servilleta usada, y empezó a compararlo con el Corgi, Gasset seguía hablando, apuntando a un público imaginario, más atrás de su interlocutor, más allá de la vitrina y la pared-. Para empeorar la cosa, le aseguro que la mayoría de esos tipos "serios" son un plomo; al menos a mi me aburre alguien que sólo habla de autitos (y/o autos). Nada más insoportable una discusión sobre la presión de inflado de las ruedas del Renault 6 TS versus el Renault 6 TL y lo bien o mal que Minichamps o Schuco representaban esas ruedas!
Ortega dejó los autitos en la vitrina, se sacudió el polvillo de las manos en los costados de su saco y se dirigió nuevamente a la mesa. Revolvió hasta que encontró un sánguche de lomito del día anterior. Gasset lo miraba fijo y Ortega se dio cuenta que esperaba respuesta. Con la boca llena, masticó su respuesta.
- 100% de acuerdo. No me banco al que no tiene otro tema de conversación que no sean los autitos. "Fijate que el Minichamps tiene el espejito más ovalado". Imbancables -Ortega tomó agua de un vaso abandonado en la mesa para terminar de tragar el bocado. Ajeno al mal momento de su amigo, Gasset insistía con sus definiciones magistrales.

- Los autitos son un pasatiempo, una forma de masturbación sofisticada y menos pegajosa, pero nada más que eso.
Ortega guardó el sánguche (o lo que quedaba de él) en el bolsillo del saco y se apresuró a contradecirlo.
- En lo personal, lo dejo en pasatiempo. El resto va por su cuenta...
Gasset se acercó nuevamente a la vitrina y la señaló como prueba de lo que decía.
- Ser coleccionista es acumular autitos. Más lindos, más feos, grandes o chiquitos, en estantería o en cajita. Pero es apenas un pasatiempo, un escape. Si a eso usted le suma la capacidad de pensar, escribir o comunicar, ya lo transforma en trabajo o compromiso. Le aseguro que no va a encontrar muchos postulantes.
Ortega se volvió a los autitos, puso al Bburago y al Corgi, uno al lado del otro, como para comparar medidas. Parecía un científico manipulando materia y antimateria, mientras comentó muy concentrado en la comparación.

- Para mí, el coleccionismo es más que coleccionar autitos. Es investigar, buscar, compartir. Tomarse el trabajo de sacar una foto para las redes. Creo que estas acciones complementan a la acumulación de piezas y lo hace más interesante -dejó los autitos por un momento y expuso su teoría haciendo ademanes teatrales-. Imaginemos coleccionar figuritas. Uno puede ir comprando sobres y después va intercambiando figuritas con otros coleccionistas. Aprende que alguna figurita es más valiosa, la puede cambiar por varias. Puede jugarlas y ganar o perder. Puede aprender con solo prestar atención a la figurita. Y hasta puede juntarse con fanáticos como él. -Con mirada desencajada dio su última sentencia, en voz alta, casi gritando- Otro en cambio, puede comprar por internet el álbum completo... Me quedo con la primera opción -dijo mientras se dejaba caer en el sillón y levantaba un a nube de polvo-. No pierdo la fe. Seguro que en algún lugar está la nueva ola.
Gasset revolvió la mesa hasta encontrar una picada inconclusa del día anterior. Con modales exageradamente finos tomó una rodaja de salame, la olió y la miró a trasluz como si fuera una copa de vino fino y siguió hablando.

- Coincido con el último punto, aunque es conflictivo. Lamentablemente un signo de estos tiempos es que la gente no lee, no se interesa, no aprende y siempre es más fácil comprar la colección hecha que hacerse coleccionista. Así nos va.
Gasset revolvió un poco la mesa y encontró un libro abierto con fotos de Porsche, una página con una foto de un viejo Porsche corrido por un ignoto corredor en una carrera más ignota aún. Aseguró la página con lo que quedaba del salame y volvió a la vitrina para traer un autito y comparar con la foto del libro. Siguió hablando, como al descuido, concentrado en la comparación y en el salame.
- Me arriesgo a predecir que un retorno al viejo coleccionismo tendría que ser causado por algún suceso o cataclismo, por ejemplo una época de gran malaria, en la cual muchos coleccionistas o muchos compradores de autitos, deban dejar de comprar y se tengan que conformar leyendo, o aprendiendo, o eligiendo el único autito que van a comprar ese año. Yo pasé por todo eso y me dio buen resultado, de hecho soy el resultado de la misiadura en primera persona -dijo mientras limpiaba la grasa de salame del autito con la corbata-. Quizás también funcione en los demás.

Ortega había seguido la secuencia con mucho interés, autito, foto, salame, comparación, autito, foto, etc.
- Hoy nadie busca información y ni recorre las ferias para conseguir una pieza. Hoy se busca por internet, se hace click y se espera que llegue a domicilio...
Se sirvió un vaso de gaseosa tibia y sin gas
- Seamos realistas el coleccionismo de los 90 ha desaparecido. Hoy es otro, ni mejor ni peor, con sus pro y sus contras. Nosotros fuimos creados con otras herramientas y nos cuesta lo actual y añoramos lo que ya ha desaparecido. Si hoy hubiera un cataclismo, el hobbie directamente desaparecería. Los nuevos coleccionistas no sabrían como actuar -recuperó el sánguche de su bolsillo, dio un mordisco y masticó pensativo; finalmente advirtió proféticamente-: Los tiempos han cambiado.
That's All Folks!
Gaucho Man
el avieso