
ALLÁ LEJOS Y HACE TIEMPO
Fijemos las coordenadas temporales hacia fines de 1970: el SP y su medio venían muy motivados, llevándose el mundo por delante en una nube de entusiasmo, una carrera tecnológica, deportiva y comercial que con el tiempo jugaría en contra de la categoría.

Leyendo el blog del amigo Chelco nos enteramos que este auto tuvo una vida muy breve.
En efecto, el auto, fue corrido por el señor Carlos Pairetti en tres oportunidades, una de ellas ganadora y luego fue pasó a otro corredor de apellido Fernandino.
Fernandino le recortó la cola, le sacó parabrisas y le cambió motor, además de algunos toques de nueva decoración.
Con la nueva configuración el auto corrió una cuarta y última oportunidad.
Y luego se pierde el rastro del auto.
Triste destino el de los SP argentinos.

Un SP con proporciones que invitan a imaginar un super sport ciudadano.
Ese parabrisas envolvente asegura adecuada protección al conductor y su acompañante y la zaga promete espacio para un hipotético maletero.

El auto me gustó desde el primer momento, creo que gran parte de su glamour está en la acertada gama se colores, muy original, al menos dentro de la cartilla de colores de la categoría.

Como siempre, el material es madera balsa y por abajo las Gaucho Ruedas que ya conocen.
Afortunadamente para Ustedes, esta vez no documenté el trabajo paso a paso, pero puedo asegurar que en marzo ya había empezado a trabajar, es decir que me tomé unos siete meses.

Gran parte de ese tiempo el trabajo estuvo suspendido buscando colores o las dichosas trompetitas de admisión.

A medida que avanzaba, había pasos que amenazaban con arruinar el trabajo anterior y varias veces el autito quedaba ahí esperando que yo cobrara coraje para apostar a mi buen hacer.
La pintura de la base es una especie de naranja muy claro y es la tercera mezcla que hice. Pinté y se acabó el color disponible.
Luego los bordes naranja, poniendo a prueba mi pulso y vista, con mucho miedo de manchar la base clara.
Después el filete negro, con miedo de arruinar el conjunto.
El resultado, analizado con el macro de las fotos, es un poco triste, pero es el pulso y la vista que tengo.

Y como nunca, conseguí un proveedor de calcomanías que me ayudó con mucho profesionalismo y buena onda.
El resultado está a la vista, si hay algo que salva el resultado son esos benditos calcos.
De todos modos, si llegaron hasta acá, es que seguramente no se dieron cuenta de que el auto no tiene asientos ni volante.

Último párrafo para pedir disculpas por las fotos oscuras.
Juro que hice la sesión al rayo partido del sol matinal pero resguardado tras un alero para no sobre exponer las tomas.
Igualmente salieron para el culo.

That's All Folks!
Gaucho Man
el anonadado