
BIENVENIDOS A BALCARCE
Balcarce es una ciudad tradicional que tuvo la suerte de ser cuna del Quíntuple. Esta circunstancia le garantizó una modesta fama y un flujo turístico constante. Todo esto marcó una diferencia con otras ciudades del interior que sólo cuentan con la industria del agro y sus derivados.
El resultado es una ciudad pujante que se adhiere al fenómeno Fangio en detalles tan sutiles y magistrales como este Monumento a la Polea, piedra fundamental de toda acción mecánica.

BIENVENIDOS AL MUSEO
La otra joya de Balcarce es el Museo Fangio, al que hice una nueva visita tras ocho años de ausencia ininterrumpida.
Uno se puede preguntar qué placer encuentro en visitar el mismo museo cada vez que estoy cerca de la ciudad.
La respuesta es fácil: siempre tienen algo nuevo, siempre me sorprenden con alguna incorporación, y este año no fue la excepción.

Una de las sorpresas de este año es esta réplica del Trueno Naranja.
No le dedico mucho texto porque ya hablamos del misterio que rodea este auto y sus circunstancias.

BIENVENIDOS AL OTRO MUSEO
La otra sorpresa de este año es una sucursal del museo a una cuadra y media.
Se trata de un edificio de tres o cuatro niveles. La planta baja está ocupada con una confitería grande, moderna y no demasiado cara.
Luego hay tres o cuatro niveles llenos de autos y otras piezas.


Hay que decirlo de una vez: El museo tiene muchos autos, pero algunos son de elite y otros son más bien "del montón".
La primera categoría se nutre de los modelos históricos, propios de Fangio o de su trayectoria.
Estos están en primerísimo lugar, la mayoría con buena iluminación y buen espacio para tomar buenas fotos.


Pero el espacio es tirano. Hay mucho auto y poco lugar.
Una foto panorámica exige distancia y luz para tomar la integridad del modelo.
Hay piezas que están al lado de la ventana, con lo que los rayos del exterior crean un desagradable efecto claroscuro, arruinando cualquier intento de foto.
Otras piezas tienen buena luz pero siempre hay una columna o un curioso merodeador de turno que arruina la foto.


El nuevo espacio mitigó esta carencia de espacio, pero el problema sigue siendo más grande que la solución.
Mucho auto amontonado, poca luz y poco lugar, todos factores que conspiran contra cualquier lance fotográfico.
Acá abajo muestro fotos de una Liebre III que ya conocieron en este blog, pero esta es la foto del modelo real en el nuevo espacio sobre la confitería.

La foto es elocuente: el espacio parece más una playa de estacionamiento que un museo.

Esto es bueno porque permite el contacto más cercano con los autos,
pero hay modelos confinados a un rincón de tal manera que es imposible sacarles una foto de atrás.
Este auto es conocido como Cigliutti y tiene una interesante historia, quizás algún día me inspire y escriba algún post.
Fue imposible sacar una foto de atrás.

Volviendo al museo original, también hay otros modelos que, más allá de la espectacularidad intrínseca de cualquier auto deportivo, uno se pregunta qué relación tienen con el múltiple Chueco.
Imagino que la respuesta viene por el lado de marcas anunciantes que auspician su producto y colaboran para que el museo pueda seguir adelante, por ejemplo esa marca alemana que tiene una estrella de tres puntas.

Y los del montón. Autos donados, autos de corredores simpatizantes, de marcas anunciantes. Todo bicho que camina va a parar al museo.
Eso es bueno, gloria al Quíntuple Chueco y su tradición.

De todos modos debo decir, que aunque haya autos de relleno, autos desconocidos o autos ya conocidos, aunque haya poca luz, aunque haya poco espacio, aunque llueva o truene,
seguiremos visitando el museo cada vez que podamos!
That's All Folks!
Gaucho Man
el ínclito