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miércoles, 16 de abril de 2025

ferrari 250 tdf - bang 1/43





Después del terrible accidente en Le Mans, con 83 espectadores muertos y más de 120 heridos, se revisaron las condiciones de seguridad en autos y pistas.



Una de las medidas tomadas fue utilizar vehículos homologados. Los autos debían ser verdaderos GT que pudieran correr y también circular por las calles de la ciudad, con bocina y luz de giro.
En Ferrari tomaron nueve unidades de la última serie de las anteriores Ferrari 250 Europa GT, se les aligeró el chasis y se redujo su peso al mínimo, usando paneles de aluminio, ventanas plásticas y sólo el parabrisas de vidrio.



Se les añadió un tercer volumen y algo parecido a las colas que se estaban imponiendo en el gran país del norte, y así surge la serie de las Berlinettas.



La berlinetta Ferrari 250 GT LWB “Tour de France” tenía motor V-12 de 3.0 litros con carburadores Weber triples, 280 CV de potencia en las versiones más picantes, y una notoria carrocería de aluminio ligero, diseñada por Pininfarina y construida en talleres de Scaglietti.



Debutó en el Giro di Sicilia de 1956 ganando en su clase con el piloto oficial de Ferrari Olivier Gendebien, ya conocido del blog.
Ese mismo año, Alfonso de Portago gana el Tour de France, con lo que el Commendatore se siente motivado para bautizar Tour de France a la nueva máquina.



Gendebien volvió a ganar el TDF en 1957 y 1958.



Se fabricaron 77 unidades, casi todas usadas para correr y generalmente muy maltratadas por la competición.
Acá tenemos una unidad que corrió el GP de Paris de 1960.



Hablando del modelo, tengo el dato de su First Edition en 1993.
Sé que a muchos no les interesa esta información, pero a mi me interesa saber que se fabricó hace 32 años, sobre todo si tengo que compararlo con un Spark de última horneada.
Pensemos, por ejemplo qué modelos tenían Norev, Solido o Vitesse en 1993.



En ese mismo año, empecé a comprar comprar autitos de afuera, y uno de mis primeros contactos con el diecast internacional fue Bang. Mi conocimento del diecast estaba apenas limitado a Solido y Buby y una decena de fabricantes 1/64.
En ese momento, la colección de Bang se me figuró como el top del diecast. Me asombraba el grado de precisión en relación al auto real.



Por ejemplo el Ford GT40: No era un Ford GT40 genérico, sino que era el Ford GT40 que corrió en Sebring en el año 1968 pilotado por fulano y mengano. Quizás debía conceder un guiño de benevolencia asumiendo la honestidad comercial de esta gente, dado que yo no tenía modo de verificar si este autito reproducía cabalmente las formas, colores, decoración y filiación que ofrecía Bang.
Tanta precisión sólo era digna de ser apreciada por profesionales!
Modelos para profesionales, esa fue mi impresión.



La caja de cartón negro con caligrafía en blanco y el logo en letra cursiva roja, muchas aclaraciones, precauciones, patentes, y otras indicaciones en letra chiquita y el sello "Made in Italy" plasmado en todas las caras.
Por un lateral, asomaba el transparente que dejaba ver un costado del autito. Mostraban el autito, no un dibujito pedorro! el autito de verdad, what you see is what you get!
Y una tarjeta con el logo de Ferrari, algún dato del modelo real y una especie de estampilla adhesiva certificando "modello prodotto su approvazione Ferrari", es decir "modelo producido con la aprobación de Ferrari".



Ese cartón era una Declaración Jurada, un Estatuto al portador!
Con ese documento en la mano, hasta un paparulo como yo podía sentirse parte de la leyenda escrita por el Commendattore, Fangio, Lauda o Reutemann, cualquiera de esos!
Es que eran modelos para profesionales, ya lo dije.



Dejando de lado mis devaneos patafísicos, avanzamos con el modelo, empezamos por la base, que incluye una sintética reproducción de órganos mecánicos y un voluntarioso sistema de escapes cromados.
Como datos filiatorios, aclara la escala, nombre de fabricante y un orgulloso "Made in Italy".
También incluye un autoadhesivo con el nombre del auto y un número 426. No sé si este número es el identificatorio dentro de la colección o un número de serie de tirada limitada. 



Poniendo el modelo sobre sus ruedas, se aprecia el esmero puesto por el fabricante en colmar el modelo de insertos, ahí donde otros fabricantes contemporáneos se conformaban con sobrerrelieves en el metal y plástico, o simples pinceladas.



A esta altura, ya sabemos que un inserto es una apuesta al destino, un desafío a la precisión industrial que dimensiona y fabrica los componentes y otro desafío a la capacidad de armado prolijo y derecho.
Siempre mirando la variable costos, el fabricante debe decidir un acabado de bajo perfil pero bien medido o un modelo lleno de insertos, aunque algunos queden torcidos o mirando para el otro lado.
Y recuerden que esto ocurría en 1993.



Mirando el modelo, van a adivinar la decisión de Bang.



Empezando por delante, lo primero es la parrilla, ancha y cuadriculada, casi sonriente, tan ovalada que hace pensar en un Ford Thunderbird (la versión remake del año 2000). Toda en plástico con algo de oscuridad más por dentro, el efecto es de realismo sorprendente.
Hoy en día, se ve exagerada, casi ridícula, pero piensen que hace treinta años, esta parrilla, así como la ven, arrancó sonrisas complacidas de muchos coleccionistas profesionales.
Obviamente el cuadriculado de las lamas se vería mucho más realista si estuviera hecho en metal fotograbado, aunque no tengo idea de cómo reproducir semejante cuadrícula con flejes de metal casi capilares.
 


A los ojos actuales, las luces no son gran cosa, de todos modos hay que decir que tienen un ajuste muy correcto, mejor que algunos modelos de factura actual.
Abajo se insinúan unos redondelitos inexplicables, como si hubieran querido denotar luces que no pintaron, o tomas de aire que no calaron. Misterio para los coleccionistas profesionales.



Avanzando sobre el capot, se ven los ajustes del capot, que deberían estar pintados de algún color, me lo agendo para alguna tarde de lluvia.
Limpiaparabrisas insertos en plástico cromado y sendos cavallinos rampantes.



Bajando un poco más a los laterales, se ven las salidas de aire, también insertos de plástico cromado. Esta vez los italianos apostaron y salieron ganando.



Más atrás los picaportes, otra apuesta ganada.



Del otro lado, la ventana lateral tiene el vidrio bajo y permite ver el tablero y un volante cromado, de dudoso gusto. La palanca de cambios también es inserto cromado, pero queda más escondido.
Piedra libre para el calco de la puerta que quedó torcido, y no es el único.



Un detalle que me encantó fue el realismo de los caños de escape que transcurren por debajo, miren cómo se aprecian, ligeramente insinuados en esta vista lateral.
Algo tan simple y obvio, fue una trampa mortal para otra Ferrari 365 GTB4 de un coleccionable mucho más reciente, un modelo hermoso que arrastraba los escapes como si fuera una vergüenza!



Estos escapes llegan hasta la popa y asoman con cierta impertinencia.
Noten el realismo de los caños agujereados.



Otro inserto digno de mención, que tal vez no necesitaba ser cromado, es la tapa del tanque de combustible que asoma sobre el baúl.
También se aprecia una de las luces traseras. La del otro lado no queda mejor, quizás les hubiera sentado una pincelada de borde cromado.



O una pieza de plástico cromado y los pilotos rojos denotados con pintura, como Best Model hizo con la Ferrari 365 GTB4 que conocieron en este blog.
Y como si esto fuera poco, los dos calcos torcidos.
En cualquier caso, acá Bang perdió la apuesta, aunque la salvó el color de la carrocería.



Aunque lo mejor, sin lugar a dudas, son las ruedas.
Me pasaron el dato que el proveedor de llantas fotograbadas era BBR.
No tengo manera de confirmar la versión, pero tampoco me cuesta tomarla como cierta.
Esas palomillas son una obra de arte.



Los dejo con las fotos, disfruten que es gratis.




That's All Folks!




Gaucho Man
el ínclito




Fuentes:
https://rmsothebys.com/auctions/az25/lots/r0064-1958-ferrari-250-gt-lwb-berlinetta-tour-de-france-by-scaglietti/
https://espirituracer.com/reportajes/ferrari-250/#google_vignette






viernes, 4 de abril de 2025

corvette c3 - enciclopedia 1/43

  


DOS TIPOS AUDACES
El sonado caso del auto con forma de botella


Gasset estaba encorvando su abundante humanidad sobre la mesada, a su lado la cocina con el horno abierto, que exponía innumerables salpicaduras teñidas de negro por años de uso que no habían conocido una limpieza. Por fuera la cocina también estaba cubierta de manchas rancias.
Ortega miró el horno con desconfianza y aventuró a preguntar.
- Qué comemos hoy?
Gasset respondió sin siquiera mirar a su amigo.
- Cocina experimental!



Ortega prefirió cambiar de tema.
- Lo vio al último de la colección de Americanos? Como cambió el coleccionismo! Hasta hace un tiempo, uno se la pasaba años detrás de una pieza. Se investigaba, y si se tenía suerte y algún amigo, se conseguía de afuera. Hoy se quejan a la editorial porque no salió en la fecha anunciada, un autito que jamás pensaron en tener...
Gasset picaba cebolla sobre una tabla con manchas que Ortega no alcanzó a identificar.
- Los coleccionables son buenos para los coleccionistas...



Ortega se puso de pie violentamente.
- No! Eso es como decir que WhatsApp mejora la comunicación. Ya no existe el coleccionista que sabe lo que colecciona. Nadie sabe lo que compra. Nadie investiga. Nadie comparte. Salvat puede inventar un auto y la gente lo compra igual. Hay gente que compra autitos pero sabemos que no son coleccionistas. Los coleccionables han matado a los coleccionistas. Como todo, el coleccionismo también se hizo berreta...



Gasset dejó la cebolla picada en una fuente con un jugo misterioso, seguramente resabio de la comida anterior y arremetió con dos morrones.
- El secreto está en picar el morrón muy fino, como si fuera cebolla -dándose vuelta, enfrentó a su amigo blandiendo el cuchillo en una mano y el morrón en otra mano-. Y déjeme redoblar la apuesta. Hace sesenta años, los coleccionistas se hacían los autitos de madera. Luego llegaron los modelos de papel y finalmente los kits plásticos (años cincuenta/sesenta). Después el famoso diecast. Primero, los autitos se vendían de a uno, pero ahora le venden la colección completa, hasta le dictan los modelos que debe tener en su vitrina. No se puede negar que los modelos mejoraron, pero al mismo tiempo, es notoria la disminución del compromiso del comprador, ya no arma, no recorta, no pinta, no modifica, ni siquiera destornilla de la base, y algunos ni siquiera sacan de la burbuja. Es un signo de los tiempos, el progreso va para ese lado, y no sólo en coleccionismo. Hoy hay más oferta, el autito está más cercano, en precio y distancia de casa al kiosko, pero esa facilidad nos impulsó a la compra indiscriminada. Está en cada uno de nosotros tomar un camino o el otro.



Ortega todavía desconfiaba del menú sorpresa que le prepararía su amigo.
- Y qué más le pone a eso?
Sin decir palabra, Gasset le mostró una morcilla, que estaba pelando pacientemente, como si fuera una banana pasada de madura.
Ortega siguió con su teoría.
- El tipo que compra una colección es coleccionista de colecciones, no de autitos. Ni saben que significa "DieCast". Las editoriales aprovechan esta ignorancia y sacan infinidad de colecciones, hasta en escalas inventadas o directamente fuera de cualquier escala. Apenas un puñado de coleccionistas siguen estas colecciones. El resto es la manada que en unos meses dice venden la colección completa a $10.000.000", y se ponen a comprar la colección de "Billetes del mundo".



Cuando Gasset terminó con la morcilla, la desparramó sobre la fuente y tomando una vieja cacerola tiznada por fuera y por dentro, extrajo un pedazo de mondongo. Lo puso sobre la tabla y lo cortó en finas tiras, como si fueran fideos caseros. Sólo habló cuando reparó en su amigo que lo miraba aterrado.
- Por favor, alcánceme de la heladera un frasco de dulce de leche.
Ortega lo miró con horror en sus ojos, conteniendo las arcadas.
- Me niego!
Gasset lo ignoró.
- Por favor, no sea estructurado, ya le dije que esto es cocina experimental! Le iba a decir, el otro día leí un post de un tipo de 83 años, 50 de ellos dedicados a armar kits de white metal y resina.



Ortega respondió resignado mientras se dirigía a la heladera.
- Parece ser, que solo los gerontes son coleccionistas. Cuando esa gente ya no esté, el coleccionismo que conocemos, habrá desaparecido a manos de las editoriales y de la gente que compra coleccionables...
Entregó el frasco de dulce de leche a Gasset.
- No me ponga esa cara, abra el frasco y mire. Ve esos grumitos blancos?
Gasset lo miró con ojos aterrorizados.
- Por favor, deje los convencionalismos, es simplemente ajo picado! Los neocoleccionistas se van a aburrir mucho sin nosotros, sin nadie de quien reírse.



Gasset pintó el mondongo con el dulce de leche aromatizado con ajo. Ortega respondió pensativo.
- Es cierto. Se van a tener que hacer bullying entre ellos... Como se imagina la generación de coleccionistas siguiente a la actual de kioscos? Me refiero a la personalidad del coleccionista. Hoy se enojan con la editorial y compran cualquier cosa, sin saber nada del autito. Y la siguiente?
Gasset se tomó todo el tiempo del mundo para terminar con la fuente agregando algunos vegetales, luego miró a su amigo y le espetó.
- Las generaciones Z y Alfa (nacidos unos después de 2000 y otros después de 2010) vienen con muchas preocupaciones, con poca plata y sin ganas de nada, difícilmente se dediquen a coleccionar. Y si coleccionan, van a ser colecciones desganadas, arbitrarias e irregulares, casi por casualidad: un autito que me gané en una rifa, otro de la promo Shell, uno de un huevito Kinder, uno que me regaló la tía Pocha cuando cumplí 7 años y otro que me compró mi novia en el primer aniversario. No espere sutilezas, al menos hasta que crezcan, acuérdese que el coleccionista se despierta a los 40.
Ya con el horno cocinando la cena, Ortega repitió su pregunta anterior.
- Lo vio al último de la colección de Americanos? El Corvette azul.



Gasset entrecerró los ojos.
- El Corvette, el auto con forma de botella de refresco, el deportivo barato de los yankis pobres. Sí, lo vi. Me gustó.
- Qué le gustó? -preguntó Ortega mientras manipulaba una botella de vino para quitar el corcho.
- El color, la limpieza del diseño, la limpieza de la trasera. Los escapes, las luces, son una delicia.
- No le vio algo raro, como que le faltara algo? - preguntó Ortega ya con el corcho en la mano.
- Piense que es un auto con pocos insertos, si ni siquiera tiene manijas en las puertas, gracias que tiene un espejito lateral, uno solo! Está condenado a verse como incompleto. Por eso le aplaudo las tampografías que llenan un poco los espacios -miró a su amigo al tiempo que se ponía de pie y avanzaba hacia la cocina- Y a Usted qué le pareció?
- Lindo, pero no le encontré los limpiaparabrisas.
- Epa! No será que estaban escondidos abajo del capot?
- No sé, estuve mirando en la web y es como si los C3 no tuvieran escobillas.



Gasset abrió el horno y sacó la bandeja, envuelto en una nube de vapor.
- Es que Usted mira el vaso medio vacío, el bosque no le deja ver el árbol. No le gustó la delantera, con esa parrilla que parece tener pintura negra entre cromo y cromo? -sacudió las manos para disipar el humo y miró a su cofrade-. Trajo vino? Permítame.
Ortega le alcanzó la botella, Gasset echó una cantidad generosa de vino sobre la bandeja y le dijo.
- Acérquese con esos dos platos, ahora viene lo mejor!
Ortega tomó los platos y, arrastrando los pies, se acercó a su amigo.




That's All Folks!




Gaucho Man
el avieso





viernes, 28 de marzo de 2025

encuentro rosario

 



LOS MUCHACHOS SE DIVIERTEN

Hace hace ya algunas semanas recibí una invitación para participar en un encuentro de coleccionistas en Rosario.
No es el primer encuentro, ni el único en este país de Pampas amplias; como en todo país civilizado, se hacen encuentros periódicos en Capital, Bahía Blanca, Rosario, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata, San Juan y seguramente muchos más lugares que escapan a mi memoria.
Aportando un óvolo determinado, equivalente más o menos al precio de un autito, uno tenía derecho a ingresar, a exponer en una mesita de 60x60xm, a un desayuno inicial, un almuerzo a mediodía, un refrigerio por la tarde y un modesto souvenir de recuerdo.



Obviamente cada uno llevaba los modelos de su preferencia, cualquier presentación, escala o temática era válida.



La muestra fue muy interesante, es increíble la cantidad de versiones, interpretaciones o aspectos que toma el hobbie. Algunos con costosas piezas 1/18 y otros con pequeños 1/64, algunas mesas con tres modelos y otras con una cantidad impensable para un espacio tan reducido.
Temáticas por marca, por modelo, por nacionalidad o por tamaño.



Mis mesas favoritas fueron esta de Ford GT, que incluía un pequeño diorama, todo 1/43:



Y esta otra, dedicada a Ferraris 250:



También me sorprendió el profesionalismo de este expositor, dedicado a Honda:



Algunos modelitos de esta mesa me dejaron con la boca abierta.
Eran 1/43 pero muy chiquitos y con mucho mucho detalle:







No sé cuántos éramos, pero pueden calcular por el video.



Lamentablemente yo estaba en mudanza (sigo en estado de mudanza por varios meses más) y no tenía demasiados modelos a mano, entonces solo pude agarrar unos pocos que respondían más o menos a alguna temática.



Mi temática fueron autos de carrera local, pero puse el acento en la variedad de orígenes, mezclando artesanales premium, modelos de enciclopedia, modelos en 3D, y un par de "pisapapeles" de resina sólidos, hasta uno mío propio sin terminar aún.



Para mi fue la primera experiencia compartiendo mis modelos y juro que hasta me emocionaba con cada uno que se acercaba a mi mesa, durante un rato me quedé fotografiándolos, de puro emocionado!



Lo más lindo de todo, fue encontrarme con viejos colegas, parece mentira, pero después de 33 años coleccionando, he juntado más amigos que autitos.
Los autitos estaban inertes sobre las mesas, pero los abrazos iban y venían, toda gente querida, algunos que no había visto en una década y otros que ni siquiera conocía personalmente.



Lo que más me sorprendió fue una mesa dedicada exclusivamente a la Ferraris F40, con varios modelos, todos en escala 1/64, con una perfección impensable en un modelo tan chiquito.
Como si esto fuera poco, una de ellas con todas las aperturas practicables.



Esta escala se va yendo para arriba, aunque por el momento se dedican a modelos únicos, super tuneados, como decir un Hot Wheels de lujo.
Quiero decir que aún no hay variedad de modelos y los pocos que hay, son todos versiones extremas de autos extremos.



El comentario generalizado de los coleccionistas de 1/43 es que habíamos elegido la escala hacía mil años porque la escala 1/64 no tenía mucho detalle ni respeto por la escala, pero ahora, mirando estas pequeñas maravillas, muchos nos arrepentíamos de habernos casado con la escala grande.



Esperemos poder volver pronto, a Rosario o a alguna otra.








That's All Folks!





Gaucho Man
el ignoto