EL FURGÓN DE CHOCOLATE
Revolviendo cajas encontré este bichito.
Analizándolo
se ve como un genérico de neta inspiración juguetera, con pullback en las
ruedas traseras.
Se puede considerar como una andanada china de aproximación al diecast que hubo allá por los noventa. Toda una familia de modelos que compartía elementos genéricos para representar diversos camiones, autos y furgones.
Hagan memoria, seguramente tuvieron en su poder algún pariente cercano de este furgón.
Se puede considerar como una andanada china de aproximación al diecast que hubo allá por los noventa. Toda una familia de modelos que compartía elementos genéricos para representar diversos camiones, autos y furgones.
Hagan memoria, seguramente tuvieron en su poder algún pariente cercano de este furgón.
Lo difícil es de buscarle identificación.
Por delante presenta una trompa exagerada, quizás compatible con Rolls Royce o Cadillac. Mucha alcurnia por delante pero la trasera es de utilitario, quizás de madera. Es decir que tenemos una extraña Bread Van (o para ser más precisos, una Chocolate Van). O quizás un antepasado de las posteriores Shooting Brake.
ANATOMÍA DE UN FENÓMENO
Analicemos el fenómeno con más profundidad.
Como
comentaba, consta de una trompa metálica genérica con radiador cromado, con
aires de gran lujo.
A sus
costados y prolongándose por debajo, otra pieza en color claro con los guardabarros,
también genéricos. Me atrevo a imaginar toda una familia de autos, limousinas,
sedanes, furgones y roadsters compartiendo guardabarros.
Siguiendo la
línea del torpedo viene una caja plástica en un apetitoso color chocolate. La
apuesta al producto sigue en el costado con una publicidad seguramente apócrifa.
Resumiendo:
al igual que la identidad del furgón, el producto publicitado también es 100% genérico,
con elegancia relativa ambos esquivan enrolarse en las marcas conocidas. De
todos modos el color marrón es tan veraz que dan ganas de comérselo.
Siempre en color chocolatoso, el modelo exhibe un par de puertas primitivas pero aperturables, también en material plástico.
El techo está
formado por otra pieza plástica que en algún momento fue del mismo color que la
pieza metálica de los guardabarros, pero hoy luce un pelín decolorada.
Y el
parabrisas? Vaya a pedírselo a Jack Odell!
Completa con
ruedas de goma de perfil demasiado ancho, totalmente inadecuadas para el modelo
pero seguramente efectivas para hacer correr el pullback. En su descargo hay
que admitir que estas rueditas han resistido más de veinte años sin resecarse
ni deformarse.
Para
entender mejor la presencia de este engendro en mi casa, tenemos que ajustar
los controles de tiempo a 1991.
Yo era un
gaucho joven que quería conquistar el mundo empezando por todo lo que tuviera
la marca mágica "1/43".
Había
descubierto los utilitarios de Lledo, y apenas superado la decepción por la
escala no universal de la marca inglesa.
La reacción había
sido de hastío instantáneo por todos y cualquier superdeportivo.
Ferraris, Porsches y Lamborghinis pasaron a segundo plano. Yo quería autos de entrecasa y perfil bajo.
Ferraris, Porsches y Lamborghinis pasaron a segundo plano. Yo quería autos de entrecasa y perfil bajo.
Así las cosas, sin tener idea de lo que era el automovilismo, ni mucho menos el coleccionismo, el gaucho joven salió a la vida a buscar autitos que al menos desde lejos, recrearan el espíritu de Jack Odell en un tamaño 43 veces más pequeño que la realidad.
Lo primero
que encontró nuestro joven héroe fue este bicho, que resistió al frente de la colección
un tiempo, hasta que llegaron los primeros Solido, luego los Brumm y finalmente
todos los demás.
La andanada
fue terrible y despiadada. Finalmente el furgoncito chocolatoso fue embalado en
una caja de la que recién lo rescaté hace unos días.
Y ahora
empieza lo que quería contarles.
That's All Folks!
Gaucho Man