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miércoles, 29 de mayo de 2013

ford sunliner 1953 - buby 1/43


Imagino que la razón primera para una pintura en dos tonos es marcar la diferencia sobre el resto del monocromático parque automotor.
Taxis, policías, ambulancias y otros servidores dan cuenta de una silenciosa (aunque a veces ruidosa) batalla por la atención de transeúntes y conductores aledaños.


Pero hay otro grupo de bicolores cuyo exámen detenido resulta más interesante, una orda de policromistas con razones más cercanas al marketing despiadado que a la necesidad llana de los servidores.


Hoy en día hay métodos industriales para pintar una carrocería en dos tonos.
Pero en los años tempranos, la pintura en dos tonos exigía mano de obra adicional y recursos extra que resultaban en costos adicionales.
Precisamente por esa costumbre de despilfarrar recursos, los yankis fueron precoces cultores de esta modalidad bicolor.


Como primera manifestación del bicolorismo yanki encontramos las woodies.
Si bien en un principio las carrocerías woody eran de auténtica madera de palo, luego se contentaron con simples apliques maderosos y finalmente un acabado (seguramente plástico) que resemblara la madera.

Otra peculiaridad del mercado yanki, surgida en los cincuentas fue que el público se sentía atraído por los convertibles y muchos querían que su auto se viera como convertible sin tener que pagar el precio ni vérselas con los inconvenientes de un descapotable.
Así surgen los autos con un techo revestido en vinilico que se ven casi casi como si fueran cabrios.



Observación: Vieron que el mismo techo vinilico que queda tan bien en los autos yankis, en los europeos queda francamente mal?
Imaginen un BMW o un Peugeot con techo vinilico. Vieron qué feo?


Y si ya rompieron el hielo mintiendo que tienen capota, también hubo autos que mentian el techo hard top, es decir pintando el techo de otro color aunque no necesariamente negro.

Extremando la movida de mentir a base de pinceladas, cuántos idiotas pintan paneles de techo, capot o baúl para que todos pensemos que son de fibra de carbono o algún otro material de última generación?


Como curiosidad, y siguiendo la línea de mentirosidad, les presento este modelo bicolor.
La primera visión es que se trata de un auto oscuro con el techo blanco.
Pero si se fijan atentamente, verán que en verdad es un auto blanco con la parte inferior oscura.
Vieron qué curioso?

Gaucho Man
el apuesto

sábado, 25 de mayo de 2013

shelby cobra - jada 1/algo

Aclaremos que esta modesta reflexión va dedicada a autos medianos, de 1.8 o menos cilindrada, verdaderos caballitos de batalla de nuestras calles.
Seguramente un Aston Martin o un Pagani  tendría una existencia más reposada.


El auto es nuevo, recién salido de la concesionaria.
En su interior inmaculado se huele el perfume más caro del mundo: esa mezcla de plástico y/o cuero y/o madera nuevos, tanto olor para una sola persona.
El auto tiene seguro contra todo riesgo, todos los services hechos a tiempo por el concesionario oficial.
Va al lavadero una vez por semana y se mantiene como nuevo durante unos meses.


Durante unos tres años de uso empieza a sufrir las primeras heridas de batalla: llantas rayadas, algún toque en los estacionamientos, abollones y/o alguna óptica rota.
Afortunadamente, entre el cariño de su dueño y el seguro se encargan de mantenerlo "como nuevo", aunque ya no sea nuevo.
El interior también se va gastando, con algunas manchas en el tapizado.
Tenemos ya un auto de cuatro años y más o menos cien mil kilómetros, ya es hora de que el dueño lo ponga en venta o lo entregue como parte de pago de su nuevo auto.


Llegamos al segundo dueño.
Se trata de un usuario contento por haber conseguido un auto casi como nuevo pero a mitad de precio.
El hombre le pone onda pero su presupuesto no alcanza para los recambios originales (sobre todo cubiertas y amortiguadores).
No tiene registro ni cronograma de mantenimiento por lo que los cambios de aceite se van espaciando. Tampoco usa marca premium.
El auto continúa andando día a día y acumulando estigmas de su trajinar.
Las reparaciones ahora se hacen en un taller de barrio que no reviste la excelencia del taller oficial de la marca.
Así transcurren cuatro o cinco años más, hasta que el auto llega a su tercer dueño.


Le siguen años de duro trajin.
El nuevo dueño es chofer de autos de alquiler o remisero, como decimos en Argentina.
El baúl es invadido con un voluminoso tanque de GNC.
El auto conoce jornadas de trabajo continuo, con un chofer durante el día y otro en el turno nocturno.
El tapizado se arruina a fuerza de culos pasajeros y quemaduras de cigarrillos.
Y seguramente algún chofer personalizará su puesto de conducción con algún cubre volante de imitación cuero o una funda peluda de colores estridentes para los asientos deslucidos.
El deterioro continua inexorable con reparaciones incompletas o mal hechas, paneles de chapa de distinto color o manchones de pintura antioxido.
Su motor cansado suspira recordando los días jóvenes.
Quizá tiene suerte y se le rompe algún repuesto caro o difícil de conseguir que lo deja fuera del servicio activo.
Así el auto pasa a la quietud en un galpón o simplemente en la vía pública.
En ese tiempo quizá tiene que ceder alguna pieza como ser dos ruedas y batería o escobillas de limpiaparabrisas.
Pasa unos meses hasta que un nuevo dueño le echa el ojo.


El nuevo dueño es un pibe rápido y furioso, que quiere hacer realidad el sueño del auto propio.
Y nuestro cansado protagonista es la oportunidad que estaba esperando para personalizar un auto a imagen y semejanza de su dudoso gusto.
Así nuestro amigo es humillado con una rabiosa baja de suspensión, llantas casi obsenas pero de bajo presupuesto, unas llamaradas pintadas con pésimo gusto, una falsa toma de aire sobre el capot pintado de negro y luces audiorritmicas en su parte inferior.
El interior es un insulto al buen gusto, con texturas de animal print, materiales improvisados, acabados superpuestos, y luces indecentes.
Quizá por la vergüenza o por el famoso repuesto difícil de conseguir, el motor canta el "no va más".


Lo demás es la decadencia.
Nuestro amigo pasa a un retiro infame en la calle, los vidrios se van opacando o son rotos a cascotazos.
La intemperie hace lo suyo, luego deviene en ocasional refugio para un homeless.
Y así, de a poco, pese a que el auto no se mueve de su emplazamiento, cada día está más cerca del desarmadero.


Vieron que la historia es triste?
a veces la vida también.
Y no sólo con los fierros.
Con la gente también.


Gaucho Man
el sosegado

lunes, 20 de mayo de 2013

mark 5 de meteoro - gaucho models 1/43


Antes de empezar, les sugiero ver el blog de mi amigo el Vasco con mucha data sobre Meteoro, la serie y su historia.
Luego de leer la Historia Oficial, los invito a perderse dentro de mi pedorreo patafísico.

Como muchos otros, mi infancia estuvo marcada por Meteoro y su fabuloso Mark 5.
(aclaro que para mi siempre fue Mark y no Mach como le llaman ahora)
En mi alto nivel de idiotización, cualquier autito con un número 5, real o imaginario, se transformaba en el fabuloso auto de Meteoro.



Cuando fui un poquito más grande empecé a encontrar contradicciones en el auto, en su concepto y en las historias mismas.
Veamos algunas que rescato del recuerdo:
  • Los famosos gatos hidráulicos, aptos para elevar el auto y cambiar una rueda o para saltar un una distancia estimable en unos 50 metros.
    Cómo podía un gato hidráulico tener tanta potencia como para revolear un auto por los cielos? Cómo hacía Meteoro para regular la potencia de estos gatos con un solo botón?
    Cómo hacía para no revolear el auto por los techos cuando apenas quería cambiar una rueda?
    Cómo hacía para no volcar o entrar en trompo cuando los accionaba circulando a gran velocidad?
    Cuánta rigidez estructural tenía el auto para bancarse semejantes sacudones y aterrizajes?
  • Hablando de rigidez estructural, vieron que a veces el auto caía por un precipicio golpeando por todos lados y ni siquiera se le raspaba la pintura?
  • Las sierras corta árboles. Alguna vez pensaron que esos troncos cortados no estaban al ras del piso y que de alguna manera debían rozar las partes inferiores del coche?
    Por no hablar de lo mucho que se sacudirían as ruedas al rodar sobre esa sucesión de troncos cortados.
  • Otro tema que me atormentaba era el motor.
    Qué motor podía caber en un capot tan afilado, sobre todo teniendo en cuenta que tenía que dejar lugar para las sierras extensibles y el robot-pajarito?
    Evidentemente estos japoneses eran unos capos en esto de la miniaturización.
  • Un dilema similar se planteaba con la cajuela, apta parta transporte de criaturas y simios.
    No llevaba tanque de nafta? funcionaba a electricidad? baterias de litio extra livianas? pilas recargables de hidrógeno quizá?
  • Y la cúpula plegable transparente?
    Seguro que nadie se acordaba de esto.
    Hoy tenemos autos de alta gama con techos plegables automáticos pero ninguno tan transparente.
    Y seguro que ninguno capaz de soportar la presión de una inmersión submarina (yo hablaba de rigidez estructural, pensaron la robustez que hace falta para bancarse la presión de la profundidad?).
    Y lo peor de todo: dónde se guardaba la dichosa cúpula?
    Entre los asientos y la cajuela, obvio.
  • Pero era un auto tan cortito, tras los asientos no había mucho lugar porque el auto se acababa ahí nomás.
    Me cuesta creer que en un espacio tan pequeño, entrara la cúpula, el tanque de combustible, el pibe, el mono y el periscopio (recuerden que había un periscopio que salía del carenado tras la cabeza del conductor) .
  • Lo del suplemento para las ruedas pantaneras que permitía treparse a edificios no resistia el menor análisis, ni siquiera en la reducida concepción que yo podía tener en mi niñez.



Tanta cosa, tanto accesorio, tanta robustez estructural debía generar mucho peso extra.
Y sabemos que el peso extra exige más a los neumáticos, al motor, al sistema de frenos, a la suspensión y -valga la redundancia- a la robustez estructural.

Ninguna de estas características es compatible con las prestaciones y exigencias a las que debe someterse un auto de carrera.

Durante años me torturé analizando estos aspectos técnicos hasta que un dia decidi que el fabuloso Mark 5 era un mentira imposible de existir.
Una mentira creada por alguien que no sabia nada de autos, para que se la crean los pibes que sabían menos todavía.

Fue un duro golpe, yo tenia 35 años.
No obstante decidi que necesitaba tener uno para mi.
Lamentablemente no había ningún Mark 5 en el mercado.
En esos años y en nuestras queridas pampas, sólo había el modelo de Galgo 1/64, con su orgullosa M de plástico, con muchas e impensables combinaciones de colores, por ejemplo azul con la M en color negro, también recuerdo variantes en rojo y amarillo, siempre con la M en plástico negro (a ver los galguistas, quién tiene uno).
También había algunos feos de plastico soplado, pero fuera de escala.



Para hacer mi Mark 5 en 1/43, debí buscar la forma de racionalizar el diseño.
El problema es que el auto era de un dibujito animado, pensado en 2D y no como un cuerpo físico de esos que ocupan lugar en el espacio.
En tal sentido, muchas veces se penalizaba la representación del auto para favorecer los primeros planos de Meteoro o simplemente dar énfasis a una imagen.
Esto daba lugar a perspectivas engañosas, tan separadas y distintas entre si que muchas veces se hacía difícil relacionarlas en un mismo diseño.

Para buscar algún punto de realidad decidí empezar por las cotas.
Todo auto de carrera de esos años mide entre 4 y 5 metros de largo, con eso tenía para empezar.

En algún momento pensé que el diseño podía estar inspirado en algún auto real.
La primera sospecha fue para la Ferrari Testarrosa.
Vieron que es bastante parecida? Los pontones laterales, la trompa con tres puntas, parabrisas envolvente panorámico y el carenado sobre el baúl, digo la cajuela.
También lo vi muy parecido, sobre todo en las vistas laterales a los Corvettes de los sesentas.

Con estas referencias armé un plano y de ese plano salió el diseño de mi Mark 5.
Un Mark 5 que pudiera existir, con proporciones reales y lugar para motor, conductor, niño y mono (y periscopio!).
La primera parte fue relativamente fácil, luego me estanqué en el trabajo durante varios años.



En ese interín salió la película, promocionando un Meteoro cibernético y un auto de video game que no tenían nada que ver con los recuerdos de nuestra infancia.
El mercado explotó y las reproducciones del Mark 5 se conseguían hasta en las góndolas de supermercado, en una amplia variedad de escalas y calidades.

Me sentí más desmotivado aún, y el modelo se pasó algunos años más en una caja.
Hasta que al final me hice el firme propósito de terminarlo.
Llegué hasta la pintura, los números 5 y la M en el capot pero me quedé en las ruedas.

Hice algunas pruebas con ruedas pero se repite el problema de las proporciones:
unas ruedas que entren en esos guardabarros quedan chicas en la proporción del auto.
Y unas ruedas más grandes no entran en ningún guardabarro.
Y agrandando el guardabarros, por la forma, terminaríamos viendo las ruedas desde arriba, perdiendo la esencia del diseño.
Por tal motivo, he decidido dejarlo como la Venus de Milo, que no tiene brazos pero todos saben que está bien así.
El autito se quedará en el estado en que se encuentra.



Gaucho Man
el indeleble

viernes, 17 de mayo de 2013

tranvia porteño

Esta vez les quiero compartir una postal del pasado, un souvenir para turistas, una simpática artesanía, todo eso junto en una pieza increíble.


Sabían que nuestra querida Buenos Aires tenia tantos tranvías que en una época la llamaban "la ciudad de los tramways".
Y se me dibuja una sonrisa al pensar en nuestros criollos europeizados tratando de fruncir el gesto para pronunciar "tramway" como si el vocablo de raíces sajonas hubiera venido incluido en la lengua materna.


Como en tantos otros aspectos, con los tranvías tuvimos un pasado glorioso que nosotros mismos nos encargamos de destruir, sepultar, negar primero y olvidar después.
Las autoridades de turno quitaron presupuesto a los nobles tranvías, los que fueron cayendo víctimas de la falta de mantenimiento.
El servicio funcionó cada vez peor hasta que alguien decidió que lo mejor era sacarlo de circulación.
Y así fue como los tranvías fueron canibalizados en favor de los colectivos.


Aunque eso no es del todo cierto. Algunas líneas de tranvía fueron soterradas, dando lugar a las actuales lineas de subterráneos.

   

Hay una anécdota interesante con respecto al soterramiento de las lineas de tranvías:
Antes de comenzar las obras, el gobierno de la ciudad adjudicó las diferentes cotas de profundidad que usaría cada linea. Por ejemplo linea A desde -4 a -10 metros, linea B desde -11 a -17 etcétera.
Cuenta la leyenda que en un punto de su recorrido, la linea A debía pasar sobre los túneles de otras dos lineas.
Lo ideal era esperar que estas dos lineas de más abajo hicieran sus túneles para poder construir luego por arriba el túnel de la linea A, pero los trabajos de estas lineas se demoraban.

   

Las obras de la linea A estaban muy avanzadas y solo faltaba definir el tramo del cruce con las otras lineas.
Obviamente, los de la linea A no querían que luego de terminados los trabajos vengan los de las otras lineas a querer cavar por debajo de su túnel.Y de estas otras lineas no había definición, ni siquiera empezaban a trabajar.
Finalmente, para no esperar más, los de la linea A cavaron y construyeron los tramos inferiores del cruce, dejándolos listos para cuando se quisiera construir las lineas inferiores.

   

Es decir que en algún punto del recorrido de la linea A, quizá por Avenida de Mayo y Piedras, hay un par de túneles ciegos, sin entrada, sin salida, que hace más de cien años que esperan una linea de subterráneos cada vez más lejana.


That's All Folks!



Gaucho Man
el mitomano










martes, 14 de mayo de 2013

bmw serie 3 cabrio - autito chino 1/43

Varias veces hemos mencionado esa etapa en que el coleccionista viene motivado y comprando todo lo que parece autito, perpetrando compras inexplicables y hasta imperdonables.



Los coleccionistas de mi generación tuvimos nuestra prueba de fuego en los años de los negocios "todo por dos pesos", los que cada tanto sorprendían con autitos de metal apocrifos, casi siempre pullbacks y fuera de escala.
El coleccionista que fui pasaba horas recorriendo estos locales en búsqueda desaforada de algo que al menos aparentara ser diecast.



Tanto tesón tuvo su recompensa, quizá demasiado modesta si consideramos la cantidad de tiempo perdido.
Veinte años después, mis hallazgos, aunque humildes, tienen cierta exclusividad, no por caras sino por discontinuadas.
En tal sentido, hoy les comparto esta modesta dupla, recuerdo de esos años descontrolados que me tocó vivir.



LOS HERMANOS BROTHERS

En verdad fueron tres, pero por el momento me reservo el derecho de mostrar el tercero.
Como habrán visto los mas avispados, de trata de un par de BMWs.



Como punto a favor, tienen el aspecto, tamaño y proporciones muy adecuados.



El aspecto negativo está en la parrilla (los famosos riñones) que apenas están pintados y en las luces traseras de color ámbar.



El interior es discreto, con los asientos delanteros hechos en piezas separadas y con textura gomosa (!?).



Mención especial para el mecanismo de pullback que esconde en si interior, verdaderamente pequeño, una joya de la tecnología juguetera.
Creo haber visto el mismo mecanismo en autitos más cercanos a la escala 1/76.



Y un hurra por las ruedas, perfectamente proporcionadas con la escala.

Continuará.


Gaucho Man
el veraz



jueves, 9 de mayo de 2013

vw golf cabrio - new ray 1/43

El Golf, ese desconocido

En otro valioso aporte a la cultura, Gaucho Man presenta una apasionante investigación sobre el Golf.
Piensen que no es un tema menor que se pueda tomar livianamente.
Cuántos coleccionistas han debido rechazar invitaciones de amigos, parientes o colegas por no saber nada de este noble deporte?
Y cuántos andan por la vida, llevando una existencia hueca y discernida, flotando en la triste ignorancia sobre las particularidades de este viril deporte?
Para todos aquellos inútiles, Gaucho Man ofrece sin costo (esta vez es gratis de verdad) un documento esclarecedor.
En las próximas líneas, podrán navegar y disfrutar de su interesante historia, su curioso reglamento.
Y por supuesto, del autito de New Ray.




Historia del Golf:

El juego de golf tiene sus origenes en la Escocia del siglo XV.
Se ve que en esos años ya había gente que no tenía nada en qué perder el tiempo.



Reglamento del Golf:

  • Pueden participar tantos jugadores como sean necesarios para pagar el alquiler de la cancha.
  • La cantidad debe ser mayor que uno y preferentemente menos de cincuenta.
  • Cabe aclarar que con demasiados jugadores el juego se hace lento e interminable como una partida de TEG.



  • Cada jugador tiene que tener su pelotita.
  • Es conveniente que cada jugador tenga al menos un palo de golf.
  • Se puede jugar con menos palos que jugadores, pero nunca con menos pelotitas que jugadores.
  • No obstante debe haber al menos un palo en el partido.
  • Está terminantemente prohibido afanar la pelotita a otros jugadores.




  • Para jugar hay que ponerse ropa de golf. Cómo es la ropa de golf? Es cara. Vaya y compre lo más caro que encuentre y seguro que le venden algo de golf.



  • Para jugar hay que pegarle a la pelotita con el palo y tratar de meterla en unos agujeros que hay en el piso.
  • Los jugadores deben turnarse para tirar, cada uno a su pelotita.
  • Los agujeros están numerados y hay que meter las pelotitas en el orden de dichos números.



  • Cuando un jugador mete la pelotita en el agujero puede gritar "gol" aunque se considera de mal gusto hacer gestos impropios a los otros jugadores.
  • Cuando un jugador completa toda la seguidilla de agujeros debe gritar "bingo!" y gana el partido.




fuente:
www.wiskipedia.com


Gaucho Man
el golfo



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viernes, 3 de mayo de 2013

chrysler valiant II - trax 1/43

Después de la segunda guerra la tecnología aeronáutica hizo pum y dio lugar a una moda pseudo aeronáutica que impactó en todos los campos, desde indumentaria y arquitectura hasta electrodomésticos.
Fueron años locos en que todos los productos replicaban de un modo u otro, motivos aeronáuticos primero y astronauticos después.



Como toda moda, pegó también en la fauna automotor, marcando un tímido inicio, que creció hasta marcar un esplendor exagerado y finalmente decaer en forma más o menos honrosa.
Esta última etapa se caracterizó por colas que hasta admitían el cuestionamiento: son aletas o una prolongación estilizada de los laterales?
To be or not to be.



Como siempre, estas cuestiones llegaban tarde y mal a nuestro reducido y alejado mercado, de modo que apenas pudimos apreciar una versión atenuada del fenómeno.
En un Peugeot 404 podemos afirmar que hay aletas, pero qué pasa con un Falcon? Son o no son?
Quizá el Valiant se lleve el discutible privilegio de ser el último auto con aletas, el eslabón perdido entre los autos aéreos y los terrenales.



Esta singularidad se incrementa si consideramos que el Valiant clasificaba como "compacto".
Indudablemente, el diseño tiene su mérito, no debió ser fácil injertar aletas en un auto de menos de cuatro metros y medio.



Pero el Valiant no solo era diferente por sus aletas. Miren la vista lateral y abstengan las aletas, les aseguro una insospechada mezcla de estilos. La trompa afilada (posible gracias al motor Slant Six inclinado), un parabrisas más inclinado que sus coetáneos y un baúl alto con una caída inesperadamente abrupta.



Algo similar va a ocurrir con la silueta frontal. Abstrayendo las aletas queda una silueta reducida, casi aerodinámica.



El resultado, único en su clase, puede gustar o no, pero nadie podrá negar su fuerte personalidad que lo diferenciaba de cualquier otra alternativa del mercado.

Disfruten del modelo, les aseguro que es una figurita difícil en estas pampas alejadas de todo lo que pasa en el mundo.



Y si quieren ver la otra cara de la moneda, pueden allegarse hasta los blogs del Cabo Reyes y Cruiser, que ya también se han ocupado de este autito tan raro.

That's all Folks!

Gaucho Man
el sucedáneo