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viernes, 30 de marzo de 2018

historieta del TC y SP - parte 4 - tiempo de compactos







Resumen de lo publicado:
Esta saga empezó de casualidad y si la termino va a ser también de casualidad.
Si quieren ver la primera entrega vayan a este post .
La entrega anterior està acà.
La entrega siguiente està acà.


HAY UN COMPACTO EN TUS OJOS

Ya en 1957, el ACA había organizando un Gran Premio en el que habían juntado TC y Standard.
Los Standard, como se puede imaginar, eran autos casi de serie, de los que se fabricaban en Argentina, con cilindradas que iban desde 600 o 700 cc hasta dos o tres litros.
Pese a estas divisiones, la verdad es que corrían todos juntos, y de a poco se fue instalando la idea primero, la certeza después, de que los Standard estaban en condiciones de competir contra las cupecitas sin pasar vergüenza.



Hubo muchos tradicionalistas que se levantaron en contra de los Standard, aduciendo que aunque anduvieran bien en velocidad, nunca estarían en condiciones de afrontar los caminos sin preparar.

Hay que entender que los Standard eran modelos modernos, producto de tecnologías y líneas de producción de última hornada, un concepto totalmente opuesto a las cupecitas que ya venían corriendo desde hacía dos décadas, gracias al esfuerzo e ingenio de los mecánicos criollos.
La productividad industrial contra la artesanía criolla, el progreso desapasionado contra el mito de los gladiadores pampeanos.

En los primeros años de la década del sesenta, la industria automotriz nacional progresaba y lanzaba sus primeros compactos al mercado.
Recordemos que la designación de “compacto” responde a un concepto yanqui, dado que estos compactos eran sensiblemente más pequeños que los autos de ese momento. Ford Falcon, Chevrolet 400, Valiant, entre otros, serían luego los protagonistas de la categoría.




Volviendo a las cupecitas, analicemos el auto de Peduzzi 1962: chasis de 1939, motor con block 1957 de seis cilindros en línea, seis carburadores Solex. Suspensión delantera con ballestas longitudinales de 10 hojas y dos amortiguadores por rueda. Atrás las ballestas eran de 12 hojas con otros dos amortiguadores por rueda. Frenos hidráulicos con campanas Buick y diferencial Chevrolet. Totalizaba un peso de 1350 kg.

Las velocidades siguen subiendo, en 1963 se rompe la mítica barrera de los doscientos con 207 km/h en ruta. También aumentan los accidentes mortales, promediando una muerte cada tres carreras.


EL CHEVITU LLAMA DOS VECES



Pese a todos los prejuicios, en 1964 hubo quienes tomaron nota del fenómeno y alistaron un compacto dentro de la categoría., es decir: no como un compacto standard sino como un compacto para TC
Así nace la leyenda del Chevitù, el primer compacto que enfrentó a las cupecitas.
El Chevitù era en verdad un Chevrolet Nova de dos puertas importado de USA. Las modificaciones según el reglamento incluían tanque de nafta de cien litros y caja Corvette.
Esta inclusión trajo mucha resistencia del público que hasta les tiraba piedras.
No obstante, el Chevitù anduvo bien y abrió un nuevo concepto que luego fue seguido por otras marcas o equipos.



Hay que decir que si bien muchas carreras aún se hacían sobre piso de tierra, los caminos no tenían el rigor que habían soportado por los primeros TC treinta años antes.

El año 1966 ya mostraba signos de renovación en la categoría.
No sólo la presencia del Chevitù y otros compactos como el Falcon, Valiant, y hasta algún Mustang, sino que a la luz de un nuevo reglamento más permisivo, las cupecitas se iban perfilando con trompas cada vez más bajas y colas más largas, recuerden el Tractor de Casà que conocieron en este blog (recordemos la libertad para las carrocerías).
De todos modos, las cupecitas y las empanadas no durarían mucho más.
Párrafo aparte para el Cuadrado de Peduzzi que también conocieron en este blog.



To be continued...




Gaucho Man
el insoportable



Fuentes:
Enciclopedia TC Una Historia Apasionante
Revista Ruedas Clásicas – Edición Especial SP Argentinos - Hugo Semperena
Historia Automovilismo Argentino - La Nación
Revistas Automundo
Ugo Garibotti






domingo, 25 de marzo de 2018

berta motor delantero copello - ambrosio 1/43





TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN

Mirando nuestro modesto parque de SP con motor delantero, creo no equivocarme si digo que no hay parangón de estos autos en ninguna parte del mundo.
He visto algún modelo yanki como ser el Cheetah, que podría calificar de SP con motor delantero, pero es apenas un parecido conceptual.
Lo más interesante es que nuestros SP llegan a ser lo que son por evolución.



Mirando atentamente en la historia, se aprecia una evolución esotérica que en poco tiempo pasó de las cupecitas tradicionales a unos impensados SP.
Obviamente, esta evolución respondió a los sucesivos reglamentos que hubo en el ínterin.
Primero fue sacar las cupecitas de la ruta, luego las necesidades de circuito fueron haciendo el resto.
Los reglamentos internacionales sirvieron como objetivo, la idea era jerarquizar internacionalmente la categoría.



En mi modesta opinión, la cagan cuando pasan los motores de adelante para atrás.
Con los motores en popa, se pierde la identidad autóctona, el famoso Ser Nacional.
En fin, ya sabemos que la evolución y el progreso van para adelante y que la mejor ubicación para un motor es a espaldas del piloto.
Mover los motores para atrás fue un progreso justo y necesario, aunque sentenció a muerte a muchos autos como éste que les presento hoy.




TU ME QUIERES BLANCA

No les voy a hablar de campaña deportiva, ni de carreras ni récords de vuelta.
Prefiero ponderar el color blanco, básico esencial para las mejores máquinas de correr.
Un color que no disfraza nada, que expone las formas pero también cualquier error que se pueda cometer.



El modelo es impresionante, confieso que quise hacerlo yo mismo pero no me animé a hacerlo.
Ese capot esculpido con tomas de aire asimétricas, más que desafío era una invitación al fracaso.



Por suerte, para estos casos difíciles hay un plan B, disqué 0-800-AMBROSIO y así llegó el autito, mejor que mi mejor esfuerzo.



Por favor dedíquenle unas miradas a la suavidad de las texturas, la aparente sencillez de algunas formas, la armonía, el interior esquemàtico pero preciso, el motor asomante, las tomas de aire caladas y por sobre todo, el profesionalismo del modelista.



Para todo lo demás están los coleccionables.






That's All Folks!



Gaucho Man
el andariego





viernes, 16 de marzo de 2018

identikit de un coleccionista




EL INFIERNO SON LOS OTROS

El presente estudio se basa en  una serie de notas tomadas de primera mano en los numerosos encuentros de coleccionistas que he ido.
Antes que me salten a la yugular aduciendo que no se parecen al dibujo, les aclaro que son características promedio.
Quiere decir que por cada coleccionista que no use gorro (por ejemplo), hay muchos más que sí lo usan.
Resumiendo: Este estudio es para reírse de los demás y no para introspeccionarse a uno mismo. Miren y no discutan.


CARACTERÍSTICAS DEL HOMOHOTWILENS

Esta rama corresponde al suborden de HomoHotwilens. No confundir con los Neocoleccionistas.
Como se ve en el diagrama, los Neocoleccionistas pueden evolucionar, pero los HomoHotwilens son una rama trunca que no evoluciona.



IDENTIKIT DE UN COLECCIONISTA

Edad promedio de la muestra: entre 30 y 40 años.
La primera imagen es de un total descuido.
La segunda también.


1. Pelo largo, barba crecida, dientes amarillos (los que aún tiene). Descuido y suciedad. No confundir con pobreza.
En sus casas tienen vitrinas a prueba de balas con atmósfera controlada y seguridad monitoreada con láser y microchip infrarrojo.
En su escala de valores, el aseo personal está al final de la lista, después de todos los autitos.

2. Cerebro atrofiado que apenas sabe leer, típico de recorrer la web leyendo sólo la primera línea de los epígrafes de las fotos que le interesan. Se ha dado casos de coleccionistas con coeficiente intelectual negativo.

3. Hombros caídos y espalda jorobada de tanto agacharse para mirar autitos en puestos de venta.

4. Ojos reventados de buscar en internet y de leer el blog de gauchomodels. En realidad nunca lo van a admitir, pero todos son seguidores de este blog.

5. El olor que despiden es proporcional a la masa carnosa multiplicada por la constante de transpiración T y elevado a la X, donde X es igual a la cantidad de autitos de su colección.

6. Manos que de no ser por las uñas desprolijas y sucias, podrían ser de pianista. Piensen que el único esfuerzo que hacen esos dedos es mover blisters.

7. Ropa con muchos bolsillos, en los que guarda autitos, blisters, fascículos, porciones de pizza y más autitos.

8. La ropa es vieja, por ejemplo la remera de Motorhead, no es que les guste esa banda, pero es la remera que usan desde hace más de diez años. Misma situación para las zapatillas y los calzones.
Siempre parece tener mucha ropa, incluso en verano. Abajo de la chaqueta Rambo se ve un buzo, abajo de buzo de adivina una remera y abajo de la remera quién sabe, quizás un smoking o un traje de buzo.

9. La mochila está más sucia que su ropa. Obviamente, también está llena de autitos y blisters que a veces saca con aire furtivo, como si se tratara de mercadería estratégica.




That's All Foks!




Gaucho Man
el indeleble





viernes, 9 de marzo de 2018

historieta del TC y SP - parte 3 - años 50 a 60





Resumen de lo publicado:
Esta saga empezó de casualidad y si la termino va a ser también de casualidad.
Si quieren ver la primera entrega vayan a este post .
La entrega anterior està acà.
La entrega siguiente està acà.


LA EMPANADA NO ES UN BICHO

En la medida que aumentó la cantidad de carreras en circuito, se dio otro fenómeno interesante.
Luego de la revolución del peso que unos años antes había privilegiado las carrocerías más viejas, algunos corredores empezaron a pensar en la aerodinámica.
Los autos para correr en circuito eran más pequeños, alivianados hasta lo imposible, más bajos y con otro tipo de suspensión y rodado.
Estos autos tenían un aspecto curioso, al menos para esos años: básicamente se podían describir como cupecitas planchadas al piso.
Hoy en día esa configuración es común pero en ese momento era inèdita y extraña. La tribuna los bautizó como "empanadas".



Algunos corredores con más recursos tenían un auto para la ruta y una empanada para el circuito, otros tenían un auto que preparaban con mejor o peor suerte para una u otra exigencia.
Con el tiempo, parte del parque se fue profesionalizando, los autos tenían gran cantidad de componentes importados lo que elevaba el presupuesto de carrera.
Esta situación, marcaba la diferencia entre los corredores –generalmente oficiales- que tenían recursos y los equipos más humildes, resultando en un grupo de elite y otro grupo "de atrás".



Al mismo tiempo, las carreras se hicieron más cortas, rara vez excedían los mil kilómetros de distancia. Estas distancias reducidas, disminuyeron la cantidad de ciudades que cubrían estas carreras.
Como ninguna ciudad quiso quedarse fuera del fenómeno, se multiplicaron las carreras de modo que había TC todas las semanas, fuera en ruta o circuito.



El fenómeno crecía en popularidad. Ya no se hablaba de Fangio o Gálvez pero en cambio la rivalidad entre Ford y Chevrolet crecía día a día, generando fogosas discusiones entre la hinchada, y generalmente terminando todos a las trompadas.

Los corredores se mantenían con los premios que ganaban aunque hay que decir que las sumas eran muy exiguas y que los fondos terminaban saliendo del bolsillo del corredor o de las peñas que se organizaban en cada pueblo.
Esta situación empeoró cuando Perón es derrocado en 1955, con lo cual se suspendieron carreras y también el apoyo a los corredores. Ante esta falta de fondos, se empezó a popularizar la publicidad en los autos.


VIEJOS SON LOS TRAPOS

El reglamento de 1959 dicta que los motores no deben exceder los 4100 cc, se prohíben los V8 con válvulas a la cabeza. La carrocería se hace libre, lo que de a poco va a ir incidiendo en los diseños.

Así se llega a 1960 con autos diseñados en la década del treinta o cuarenta, mantenidos y actualizados con una mezcla de alquimia y ciencia arcana de preparadores y pilotos, y un público que adoraba esta extraña mística.
La velocidad promedio estaba en 190 km por hora en asfalto y 140 en caminos no preparados.

Las cupecitas tenían veinte años o más, el aspecto era de antiguallas, aunque por dentro tenían una composición mucho más moderna.



Veamos por ejemplo el auto que Galvez presentó para 1960.
En realidad era una camioneta modelo 1939 que había desarmado y carrozado como cupecita.
Frenos de Lincoln adelante y de Ford atrás. Motor de F600 con tapas Edelbrock para tres carburadores, tapas de cilindros Weland y árbol de levas nacional artesanal. Válvulas de admisión Chevrolet y de escape standard. Radiador de aceite de avión Convair con tanque de 15 litros. Pistones de aleación de aluminio con aletas refrigerantes por dentro. Caja de cambios con engranajes Lincoln. Suspensión con ballestas transversales de 16 hojas.
El peso estaba en 1350kg y la velocidad entre 200 y 215 km por hora, dependiendo del viento o la relación de caja usada.

Como comentaba antes, la adaptación de los modelos a las pistas involucraba suspensiones más bajas aunque con el tiempo los cambios se extendieron a los chasis, que también fueron más bajos.
Las carrocerías también se modificaron, buscando aerodinamia, es decir colas más estilizadas, a veces más bajas serruchando techos o zócalos.
Si bien los autos seguían siendo básicamente cupecitas, los diseños ya diferían radicalmente de las primigenias.
En tal sentido, hay quien dice que fue en estos años que se empezó a gestar la revolución que terminó en los SP.



To be continued...



Gaucho Man
el insoportable



Fuentes:
Enciclopedia TC Una Historia Apasionante
Revista Ruedas Clásicas – Edición Especial SP Argentinos - Hugo Semperena
Historia Automovilismo Argentino - La Nación
Revistas Automundo
Ugo Garibotti






jueves, 1 de marzo de 2018

aviones de papel by gaucho boy





EL MECÁNICO EN CASA

Para los que no saben o ya no se acuerdan, les comento que tengo un hijo de quince años, que en estos días empieza cuarto año industrial.
El chango está muy entusiasmado con la mecánica y ya hizo sus primeras armas con varios materiales, entre otros madera, plástico, cartón, papel, metal, etc.

Digo que hizo sus primeras armas porque uno de sus primeros intereses era hacer lanza gomitas, hizo varios modelos, incluso de carga semiautomática y a repetición.

Como para que se entiendan los kilates del pibe, les cuento que hace un tiempo se había entusiasmado con hacer una sierra caladora, que a su vez necesitaba para hacer otro trabajo.
El tipo hizo un bastidor de madera que arriba tenía una pequeña base de trabajo con una ranura para que pase la sierrita que calaría mediante su movimiento subiente y bajante.



Más abajo hizo un par de agujeros por los que pasaba un eje conectado a una excéntrica que mediante una biela de madera le transmitía el movimiento a la sierra.
La foto es más clara que mi descripción, mire arriba.
- y cómo vas a hacer para que eso gire? Le pregunté.
- tengo un motor de un grabador viejo que encontré en casa de los abuelos.
Le dije que un motor de grabador no iba a ser suficientemente potente, él no dijo nada pero al día siguiente me dijo que había solucionado el tema.
Cómo había hecho?
Simplemente conectando la entrada de potencia, es decir el eje de la excéntrica a mi taladro eléctrico.
Como ven, el pibe no le tiene miedo a nada.







El año pasado estuvo haciendo un tanque de guerra controlado por bluetooth desde el celular, como trabajo practico para la escuela.
Vivì el proceso desde cero y me sorprendió la mentalidad del tipo para enfrentar cada problema.
Por ejemplo las cajas de reducción para mandar el movimiento de los motores a las orugas (uno de cada lado). Primero hizo un par de pruebas con cajas reductoras de grabadores viejos, luego entendió que debla usar engranajes y se puso a investigar sobre diseño de engranajes, módulo, cantidad de dientes y otras especificaciones, diseño los engranajes requeridos y se los encargó a un compañero que tiene impresora 3D.







Ahora en estos días viene motivado construyendo aviones de papel.
Los aviones están en escala 1/33 y son muy livianitos, como si fueran globos inflados de gas.
Ligeros y tenues.







Como ven, los modelos no tienen formas geométrica tradicionales.
Planos, curvas, aristas y otras formas se van anexando unas a otras.
Cada sección se pega con la otra aunque no siempre se usan las aletas tradicionales, sino que muchas piezas se pegan encolando los cantos de papel.







Como para que se den una idea, los aviones tienen unos treinta centímetros de envergadura (la escala normalizada para estos modelos es 1/33).





Antes que pregunten, el blanco es un Messerchsmitt Me 209, el verde un Me 109 y el marrón un Focke Wulf Ta 152 Dora para caza a gran altura.





 





That's All Folks!




Gaucho Man
el diferido